Velando Armas D. Gerardo nuestro obispo el 6 de junio

A los pocos días de haberse hecho público el nombramiento de D. Gerardo para obispo de Osma-Soria, el primero me mayo, le hizo una entrevista el Delegado Diocesano de MCS de Palencia, D. Amador Valderrábano García, y que publicada a doble página en la Hoja Diocesana que dirige, Iglesia en Palencia del 15 al 31 de mayo.

Le preguntaba a D. Gerardo por sus primeros sentimientos cuando el Nuncio en España le comunicó la noticia de su nombramiento. Los primeros sentimientos – contestó – fueron «de susto, sorpresa y un cierto desconcierto y nerviosismo». A las horas siguientes se fue tranquilizando, interiorizando y asumiendo el hecho como «nueva llamada de Dios que me pedía en estos momentos y nuevo servicio en la Iglesia» para responder afirmativamente a su llamada.

Prácticamente todos los medios de comunicación de Palencia y Soria le hicieron entrevistas. Le llegaron centenares de felicitaciones y enhorabuenas de los obispos, sacerdotes de su Diócesis y muchos amigos. También desde la Diócesis de destino: Osma-Soria, cuya pastoral y algunos de sus sacerdotes conocía ya por las reuniones anuales de Arciprestes y Obispos en Villagarcía del Campo.

«Fui interiorizando en mi corazón la nueva llamada de Dios que me pedía un nuevo servicio en la Iglesia»

D. Gerardo ha vivido las experiencias pastorales de cura rural en el norte de Palencia hasta Administrador Diocesano a falta de obispo, Rector del Seminario, Párroco en la Ciudad, Vicario General, como estaba ejerciendo hasta su nombramiento.

A la pregunta: «En la actualidad, ¿cómo debe ser un Obispo?, respondió así: «Yo creo que hoy y siempre el Obispo debe ser, en primer lugar, un hombre de Dios, inmerso en el mundo y en la sociedad actual para que el mensaje de Cristo que está llamado a transmitir, conecte, sintonice y de respuesta a los problemas del hombre de hoy.

Debe ser, por tanto, un hombre conocedor de los problemas del hombre actual que sea capaz de iluminarlos desde la Palabra de Dios y la Tradición de la Iglesia, ayudando al hombre actual a abrir las puertas del corazón a Cristo y su mensaje, y a acogerlos en su vida como lo único que puede dar sentido a la misma.

Un hombre de Dios, cercano a los hombres, que quiera mucho a la gente, que esté cerca de todos, especialmente, de aquellos que la sociedad margina e infravalora: los pobres, los enfermos, los ancianos; cercano y agradecido a sus sacerdotes como sus más directos colaboradores; acogedor y promotor en la Diócesis de todos los carismas.»

A la pregunta de si era pronto para hablar de Proyectos Pastorales, respondió con la prudencia pastoral de tener muy clara una regla de oro: Oír, ver y aprender.

Había proyectado su ordenación episcopal el 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, en la catedral de El Burgo de Osma, pero accedió al consejo del Administrador Diocesano y el colegio de Consultores para aplazar su ordenación al 6 de julio, a las 6 de la tarde, porque la fecha del 29 de junio, Soria estaba sumergida en las Fiestas de San Juan.

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