El Instituto del Patrimonio Cultural de España va a llevar a cabo una intervención de emergencia en la torre de la Catedral de la Asunción de El Burgo de Osma para consolidar el monumento. El Cabildo comunicó los últimos desprendimientos de cornisas acontecidos el cinco de octubre.
La torre de la catedral volverá a cubrirse de andamios para buscar una solución definitiva a los desprendimientos que se han venido produciendo en los últimos años. Tras comunicar el Cabildo de la Catedral al Instituto del Patrimonio Cultural de España la situación, se estaba trabajando sobre un proyecto de consolidación estructural de la torre de la catedral que se ha visto acelerado por los últimos desprendimientos. La redacción del proyecto y la dirección de obra serán costeadas por el Cabildo y la ejecución por el IPCE.
La empresa constructora, trabajará durante los próximos nueves meses con un presupuesto de 525.563 euros en unas obras catalogadas por el Ministerio de Cultura como “indispensables para evitar el peligro existente”. Los trabajos buscan solventar de forma inmediata la situación y retirarán las soluciones incompatibles realizadas anteriormente. Se ejecutará una nueva solución en la que se garantice la durabilidad, estabilidad y estanqueidad de las cornisas de la torre para lo que se van a restituir los elementos de la cornisa de material pétreo y baberos metálicos de protección con el fin de evitar problemas de desprendimientos futuros.
En estos momentos la torre de la catedral está protegida por vallas evitando la excesiva aproximación de los viandantes y es que en los últimos años se han venido produciendo desprendimientos procedentes de las cornisas que se agudizaron con las tormentas de octubre.
Con un presupuesto de 253.993 euros, se intervino entre 2008 y 2009 sobre la torre para poner fin a los desprendimientos que venía sufriendo. Una vez instalado el andamiaje, se detectó que la situación era peor de la esperada y se incrementó la partida en un veinte por ciento. Aun así, al finalizar la obra, desde el cabildo catedralicio ya se comenzó a insistir en la necesidad de nuevas actuaciones para solucionar por completo el problema y garantizar la salud del monumento.
En junio de 2020 se desprendió una pieza de mayor tamaño que se fracturó al golpear sobre el zócalo de la torre, dejando la huella del impacto. Cuando se analizaron los fragmentos se comprobó que procedían de la última reconstrucción. Aparentemente, la caída se produjo por la falta de adherencia entre el soporte pétreo y el mortero de reposición empleado para completar la geometría de la cornisa, situación agravada por la falta de elementos de anclaje entre ambos elementos.
Desde el Instituto del Patrimonio Cultural de España se acometieron estudios para conocer los motivos del fracaso de la solución adoptada en su momento y establecer los criterios más adecuados para su reparación. Las lluvias torrenciales del cinco de octubre motivaron nuevos desprendimientos a la vía pública que han obligado a actuar de forma inmediata ya que la caída de estos fragmentos desde más de 40 metros de altura es altamente peligrosa y puede comprometer la seguridad de los viandantes. Este riesgo sumado a la necesidad de la propia conservación e integridad del monumento motiva que se cumplan los requisitos para que el día siete de noviembre, desde la Subdirección General del Instituto del Patrimonio Cultural de España se acordara declarar la tramitación de la urgencia y adjudicar los trabajos.