Celebración de la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

El próximo 27 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. En ese día, y en el marco del Año Sacerdotal próximo a ser clausurado, la Diócesis de Osma-Soria, por «deseo del Sr. Obispo», según ha comunicado el Delegado del Clero, Manuel Peñalba Zayas, celebrará -un año más- una jornada de convivencia y oración destinada, especialmente, a los sacerdotes, familiares y personas que los atienden y cuidan de ellos.

El centro de los actos a celebrar será la parroquia de San José, en la capital soriana, donde a las doce de la mañana comenzará la jornada con un momento de oración, tras la recepción y saludo de todos los participantes. Acto seguido los asistentes tendrán la oportunidad de visitar ese templo recientemente inaugurado.

A la una del mediodía el Obispo de Osma-Soria presidirá la Santa Misa con la que la Diócesis dará gracias a Dios por todas aquellas personas que con tanto afecto y dedicación cuidan de los sacerdotes, especialmente de aquellos de más edad.

Terminada la Eucaristía todos los asistentes compartirán mesa y mantel en un conocido restaurante de la capital soriana.

Significado de la festividad

El jueves inmediato a Pentecostés se celebra la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. En ella se contempla el sacerdocio redentor de Jesucristo como la cumbre y compendio de su acción salvadora en el mundo. Jesús es el Sacerdote de la Nueva Alianza que ha reconciliado con Dios a la humanidad y la ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciendo a cada hombre hijo del Padre. Él ha comunicado una nueva vida en el Espíritu Santo y ha convertido a cada uno en Pueblo sacerdotal, partícipe de su sacerdocio para extender el Reino de Dios a todos los hombres.

La misión del sacerdote ordenado es perpetuar el Sacerdocio único de Jesucristo. Por otro lado, así como Jesús une en su mediación los dos aspectos de la relación con Dios y con los hombres, y esto es lo que lo constituye Sumo Sacerdote, así cada fiel debe unir en su vida la fe que acerca a Dios y la solidaridad que une con los hermanos. De esta manera cada cristiano debe integrar la relación con Dios en el centro de su vida, haciendo que su culto sea la propia vida entregada. En esto consiste el sacerdocio común: en unir toda la realidad de la vida y de la muerte a la realidad de la vida y de la muerte de Cristo en favor de todos los hombres.

Esta festividad de origen español obtuvo aprobación de la Santa Sede en 1971. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974, y desde 1996 se incorporaron textos propios en la Liturgia de las Horas enviados desde Madrid por el Papa Juan Pablo II en conmemoración de sus Bodas de Oro sacerdotales.

Comparte esta noticia
Facebook
X.com
LinkedIn
WhatsApp
Email