Concluido el curso de acompañamiento vocacional

En la mañana de hoy, sábado 19 de febrero, ha concluido -con su tercera sesión- el curso de acompañamiento vocacional organizado por la Delegación episcopal de pastoral vocacional y en el que han participado una veintena de agentes de pastoral, sacerdotes, religiosas y catequistas.

La tercera de las sesiones, dirigida por la formadora de novicias del Monasterio de la Conversión, de Becerril de Campos, la hermana Carmen Toledano Sánchez, ha estado dedicada a la reflexión en torno al joven de hoy. La ponente ha partido en su reflexión «de una certeza segura y absoluta: Dios sigue llamando (…) sólo hay que ayudar a descubrir al tocado por la gracia de Dios que es amado, llamado y enviado».

A lo largo de su ponencia, la hermana agustina ha centrado la reflexión en torno a los aspectos positivos y negativos que presentan los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada hoy, «diseccionar cómo es el joven que hoy quiere dar su respuesta generosa a Dios». Así ha presentado como rasgos positivos «el deseo de autenticidad tras el encuentro con Cristo; el deseo de libertad; la propensión hacia lo nuevo y original; el deseo de solidaridad, de fraternidad, de justicia; la apertura del corazón a la amistad y a la vivencia de experiencias en grupo; etc.». Junto a lo apuntado como positivo en el joven de hoy, «conscientes de que es siempre y sólo Dios el que cambia el pecado en Vida y en gracia», la ponente ha presentado los aspectos más negativos de la juventud en la actualidad: «la desconfianza hacia todo lo que suene a antiguo y tradicional; la falta de docilidad; el desconocimiento de los fundamentos de la vida cristiana; enormes taras familiares (falta de afecto, sufrimiento por rupturas matrimoniales en el hogar…) y afectivo-sexuales (que causan una enorme herida en el joven); una gran fragilidad personal (chavales muy volubles, acostumbrados a la vida fácil, con gran dependencia de los demás y con una enorme necesidad de ser valorados…); afectados por el relativismo moral; con un gran desconocimiento de sí mismos; etc.». «Es a este joven al que hay que ayudarle a sentirse amado por Dios para saberse enviado (…) es a éste al que hay que provocarle una sana crisis que le lleve a una profunda conversión en la que descubra que el Centro de su vida es Cristo» ha afirmado la religiosa.

Concluida la ponencia, y después de un tiempo de reflexión personal, los participantes han tenido un encuentro donde han compartido ideas, experiencias y sentimientos suscitados tras la exposición de la religiosa.

La segunda parte de la mañana ha estado dedicada a la escucha -y posterior diálogo- de torno a tres testimonios vocacionales del Monasterio de la Conversión: una novicia extranjera, una novicia de más edad –«de respuesta tardía, no de vocación tardía», como ella misma ha afirmado- y una joven novicia de veintiún años.

A las dos, concluidos los testimonios y el diálogo posterior, los asistentes han compartido la comida de fraternidad que ha puesto el punto y final al curso.

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