Más de trescientas personas llegadas de todos los rincones de la Diócesis de Osma-Soria (laicos, muchos sacerdotes y religiosos) se reunieron en la tarde de ayer, miércoles 6 de julio, en la parroquia de El Salvador (de la ciudad Soria) para orar por el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, y dar gracias a Dios por su persona y ministerio al cumplirse en este año el 60º aniversario de su ordenación sacerdotal (celebrada en la Catedral de Santa María y San Corbiniano en Freising, Alemania) el 29 de junio de 1951.
Presidida por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, «en la Vigilia -siguiendo el deseo del Romano Pontífice y de la Santa Sede- también se quiso pedir por la santificación de los sacerdotes y las vocaciones al ministerio ordenado» según afirmaron los organizadores del encuentro de oración, los delegados del clero y de pastoral vocacional, los sacerdotes Manuel Peñalba Zayas y Rubén Tejedor Montón, respectivamente.
Además, ya que la Vigilia se celebraba el 6 de julio, «se tuvo un recuerdo muy especial por el prelado diocesano, Mons. Melgar Viciosa, pues en este día celebraba el tercer aniversario de su ordenación episcopal y toma de posesión canónica de la Sede oxomense-soriana».
Durante algo más de hora y media, «en presencia durante todo él del Santísimo Sacramento solemnemente expuesto», el encuentro de oración estuvo dividido en dos grandes bloques: un primer bloque en el que se explicó a los asistentes, con palabras de Benedicto XVI, la importancia del Ministerio petrino y se pidió especialmente por el Papa; y un segundo bloque dedicado a la oración por las vocaciones al sacerdocio. De este modo, por medio de algunas lecturas de la Palabra de Dios, gestos y ofrendas, momentos de canto y alabanza, peticiones y un par de reflexiones del Obispo diocesano, «la Iglesia de Osma-Soria ha querido unirse a la Iglesia universal para dar gracias a Dios por Benedicto XVI, pedir por la santificación sacerdotal y -a la par que hemos dado gracias por los que ya han respondido- pedir por aquellos a los que el Señor está tocando sus corazones para que sean generosos y le digan ‘¡aquí me tienes, Señor, dispuesto a entregarte mi vida!’».
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