El domingo 23 de octubre, Jornada del DOMUND, fueron canonizados en la plaza de San Pedro del Vaticano: Guido Maria Conforti, Luigi Guanella y Bonifacia Rodríguez de Castro. El Obispo Guido Maria Conforti, en 1895, fundó los misioneros javerianos que en la actualidad se encuentran presentes en Asia, África, América y Europa.
Al día siguiente, lunes 24 de octubre, en la Basílica de San Pablo Extramuros tuvo lugar la celebración de acción de gracias por la canonización del Obispo Conforti por parte de la familia javeriana. Se escogió esta Basílica porque es allí donde reposan los restos del apóstol misionero San Pablo y por ser el lugar donde Guido Maria Conforti emitió su profesión perpetua en la Congregación que el fundó.
En el marco de esta solemne celebración emitió la profesión perpetua el joven soriano Javier Martínez Rodrigo (al que acompañaban sus padres, Baltasar y Consuelo, y dos de sus tres hermanos) junto con otros jóvenes misioneros y tuvo lugar el envío de los que, en breve, partirán para la misión. En la Santa Misa participaron cientos de personas (en torno a 3500 fieles) venidas de los diversos países y continentes donde trabajan los javerianos, junto con más de 250 sacerdotes, 15 Obispos y dos Cardenales. Presidió la Eucaristía Mons. Giorgio Biguzzi, prelado javeriano en Sierra Leona.
La Santa Misa se inició con el saludo de bienvenida pronunciado en italiano, ingles, español, francés, portugués, indonesio, japonés y tagalo (lengua nativa de Filipinas). En algunas partes de la celebración -como en la Oración de los fieles- se incluyó también el chino, el swahili y el krio (lenguas nativas de África).
El rito de la profesión perpetua tuvo lugar después de la homilía con la presentación de los candidatos, el dialogo, la letanía de los santos, la oración y la emisión de la profesión perpetua ante el Superior general de la Congregación, el P. Rino Benzoni. Terminó el rito con el abrazo de éste como signo de acogida, representando a toda la Institución javeriana, y con la imposición del crucifijo recordando que Cristo crucificado es el modelo de todo misionero.
Fueron once los jóvenes que emitieron los votos perpetuos: cuatro indonesios, dos mejicanos, un congoleño, un brasileño, dos italianos y un español.
Con la celebración de la Profesión perpetua, según declaró Javier Martínez Rodrigo al término de la misma, «consagramos nuestra vida y nuestra persona a la misión, al anuncio del Evangelio, para «hacer del mundo una sola familia», como dice nuestro fundador. Una sola familia, hijos e hijas de un mismo Padre, donde -a pesar de las diferencias culturales y de las distintas lenguas- se habla y se expresa el lenguaje de la fraternidad, del respeto, de la acogida, de la solidaridad, de la paz y del amor como en un nuevo Pentecostés, expresión de lo que debe ser siempre la misión de la Iglesia».
Todo esto se vivió con enorme intensidad en la celebración donde en los cantos y, sobre todo, en el momento del ofertorio donde cada pueblo ofrecía las riquezas simbólicas de su propia cultura, reflejada también en la manera de vestir; «todo ofrecido en el altar junto con el pan y el vino, que al igual que se trasforman en el Cuerpo y Sangre de Jesús, esos dones, esas culturas se trasforman -según el proyecto de Dios- en una sola familia donde todos tienen Vida y la tienen en abundancia, especialmente los pobres, los últimos, los olvidados».
Al final de la celebración se entregó el crucifijo a los misioneros que parten para la nueva misión que la Congregación javeriana abre en Tailandia; a una pareja de laicos italianos que -junto con sus dos hijos- marchan al sur de Brasil; y a una laica española que se consagra a la misión en el Chad para gestionar un centro de acogida para enfermos de sida.
Toda la Diócesis de Osma-Soria se alegra grandemente por Javier y su familia; da gracias a Dios por su vida entregada a los más pobres en la misión; y pide por él y su fidelidad al carisma en el que se ha consagrado.
