En la mañana del 8 de diciembre se congregó un numeroso grupo de fieles en el Monasterio de la Concepción de Ágreda para celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen Santísima. A las doce de la mañana comenzaba la Santa Misa presidida por el Vicario episcopal de pastoral, Jesús F. Hernández Peña, y concelebrada por Alberto Blanco Blanco y Saturio Lapeña Cervero.
A lo largo de la novena preparatoria, el Vicario de pastoral -que ha sido el encargado de dirigirla- reflexionó sobre distintos aspectos como lo que significa celebrar una novena, el dogma de la Inmaculada, y la defensa de Sor María y de la Villa de Ágreda de este privilegio mariano. Al finalizar la Eucaristía, la Virgen del Coro -que ha presidido toda la novena- fue llevada en andas hasta la clausura del convento concepcionista.
La devoción a la Inmaculada Virgen del Coro siempre ha sido nota de referencia entre los agredanos y muchos otros devotos de pueblos cercanos. Ya en los tiempos de Sor María de Jesús se difundió grandemente su devoción, conociéndose con el nombre de Nuestra Señora de Milagros y Misericordia. Pero fue en diciembre de 1747 cuando se realizó una gran procesión y rogativa para pedir un buen resultado para la Congregación Romana, donde se exponían los resultados del examen de la Mística Ciudad de Dios, obra por excelencia de Sor María. Los cabildos de Ágreda solicitaron a la comunidad de religiosas la imagen para la procesión; las religiosas condescendieron y la Virgen se trasladó solemnemente desde la portería a la iglesia «con grande aparato», manteniéndose esta tradición hasta nuestros días.
