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Etapa visigótica (597-711)
La Diócesis de Osma (de Osma-Soria desde 1959) cuenta por milenios los años de su historia. Pero ¿dónde y cuándo comenzó? El dónde es conocido, el cuándo es incierto. Nuestra organización cristiana culminó en Diócesis establecida en UXAMA, nombre de ascendencia celta con significado de posible superlativo equivalente a «ciudad situada en lo alto». Los romanos la llamaron UXAMA ARGAELA, que entró en la Historia como la AXENION o AXINIO que acudió en ayuda de Numancia el año 153 a. de C. en la guerra que sostuvo contra Roma.
Con la romanización, UXAMA quedó configurada como gran ciudad imperial, convertida en núcleo y centro de comunicaciones con mansión-residencia al pie de la vía romana para viajeros, soldados y funcionarios, y puerto fluvial –Portuguí– a la salida del desfiladero de Peñalavara.
La vía Caesaraugusta-Asturica unía y comunicaba las ciudades de Zaragoza, Tarazona, Numancia, Uxama, Clunia, Palencia, Astorga, y desde Astorga continuaba, por el norte hasta La Coruña, y por el sur hasta Mérida por la Vía de la Plata y hasta Sevilla. Desde UXAMA, a su vez, partía la vía secundaria que conducía a Termancia, donde enlazaba con las que se dirigían a Sigüenza, Toledo y Segovia. Esta red de comunicaciones unía UXAMA con las cristiandades de Zaragoza, Astorga, Mérida y Toledo, por donde penetró, sin duda, el cristianismo.
La primera fecha documentada es el año 597 y se conserva en las actas del Concilio duodécimo de los celebrados durante el reinado del monarca visigodo Recaredo (586-601). Este Concilio se congregó en la iglesia de los santos apóstoles Pedro y Pablo de la ciudad de Toledo el día 17 de mayo del año 597, siendo Sumo Pontífice de Roma el Papa san Gregorio Magno.
El ‘Códice emilianense’ ha conservado las actas de este Concilio que no figura entre los XVII de la ‘Collectio Hispana’. Asistieron los metropolitanos Masana, de Mérida; Miguecio, de Narbona; y Adelfio, de Toledo, juntamente con trece Obispos pertenecientes a diversas Provincias eclesiásticas. Entre ellos encontramos al Obispo de Osma subscribiendo las actas con la fórmula conciliar de «Joannes, oxomensis episcopus, subscripsi».
El Obispo Juan es, pues, el primer Obispo de Osma que consta documentalmente en el año 597, pero esta fecha no es la de su consagración episcopal ni la fundacional de la Diócesis. Es meramente testimonial de Diócesis organizada con anterioridad. Interesante la observación que hace el P. Maestro Enrique Fernando Flórez, OSA, sobre la fecha del 597 y la Diócesis de Osma en su obra monumental titulada ‘España Sagrada’ comenzada a publicar en 1747, «en la que desborda notablemente los marcos de la erudición del siglo XVIII para entrar en la historiografía».
Tratándose de la importancia histórica del tema, conviene precisar algunas circunstancias que concurren en el Obispo Juan, anotadas por el P. Maestro Flórez: «Juan, desde el 597 hasta cerca del 606. El primero, pues, que ha conservado su nombre entre los antiguos Obispos oxomenses fue Juan, uno de los que asistieron al Concilio, no tercero de Toledo como escribió Gil González, sino del año doce del Rey Recaredo, que fue el de 597 de Cristo. Su consagración fue después del Concilio III de Toledo del año 589, en cuyo tiempo vacaba la Iglesia de Osma, pues no envió Prelado ni Vicario. También consta que Juan no era entonces Obispo, sino algo después. En fuerza del mismo medio de las firmas, consta que Juan fue consagrado antes del año 592, en que era Obispo de Gerona S. Juan Vallclara, y con todo eso le precedió el de Osma, como más antiguo; luego el de Osma fue consagrado en el de 590 ó en el siguiente, contando que no era Obispo en el de 589 y que precedió al que lo era en el de 592. Gozó Juan de la silla algunos años, no sólo por los que tenía ya cuando asistió al Concilio de 597, sino por la poca antigüedad que en el año 610 mostró su sucesor, por lo cual juzgamos que falleció cerca del 610».
No siendo el año 597 la fecha fundacional de nuestra Diócesis, ¿podemos conjeturar haberlo sido en épocas anteriores? El planteamiento procede de algunos historiadores de reconocido prestigio nacional e internacional con autoridad científica y moral más que suficiente para dejar constancia de sus opiniones.
El citado P. Maestro E. Flórez, OSA, sugiere que el establecimiento de la sede episcopal de Osma puede situarse antes del emperador Constantino el Grande (306-337). Claudio Sánchez Albornoz, nuestro mejor medievalista, estudiando la llamada ‘Nomina ovetense’, o relación de Sedes episcopales, redactada el año 780, escribe: «Existen todavía más Diócesis cuyo origen cabe afirmar se remonta a la época romana. Primeramente puede hacerse un grupo con las de Bética, Alesanco, Segia y Amaya, que son testimoniadas por la llamada ‘Nomina ovetense’ y que en la época visigótica no existían ya. Estas Diócesis hispano-romanas, aunque desaparecieron, pasaron a la lista ovetense de una ‘Nomina’ anterior perdida. También debieron ser, muy probablemente, Sedes episcopales en esta época Oca, Lugo, Osma, Palencia, Compluto y Segobriga».
Vuelve a insistir Sánchez Albornoz sobre el mismo tema, pero considerado desde la política eclesiástica de los visigodos en España: «Como es sabido, las Diócesis respondían a las antiguas divisiones administrativas romanas. Los reyes visigodos tuvieron siempre interés en que los límites de las Sedes episcopales y el número de éstas se mantuviera invariable».
Conviene concretar el tiempo de referencia: durante las invasiones germánicas de suevos, vándalos y alanos, y seguidamente sin interrupción, en tiempos de la monarquía visigoda, es decir, en el tiempo transcurrido entre el año 409 y el 711 no se crearon nuevas Diócesis en España y que, Osma entre ellas, tienen su origen en la época romana de los siglos III y IV en general, y con seguridad anterior al año 409.
¿Hubo Obispos arrianos en Osma?
Desde el año 414 los visigodos, constituidos en reino con capital en Tolosa (Francia), comenzaron a ocupar algunas regiones de España y Portugal. Pero al ser vencidos por el rey de los francos, Clodoveo, en la batalla de Vouille en el 507, se vieron obligados a trasladarse masivamente a la Península.
Las migraciones góticas a tierras de Hispania, escribe José Orlandis, dieron lugar a dos tipos de asentamiento: uno de carácter popular y otro de naturaleza aristocrático-militar. Su arrianismo radial explica la existencia durante el siglo VI de cementerios propios que confirman que la masa popular se concentró principalmente en la Provincia de Segovia y se extendió por la región colindante de Burgos, Soria, Guadalajara, Madrid, Valladolid, Cáceres y Palencia. «En las Diócesis a que correspondían las tierras altas y pobres de Soria y Guadalajara, y sobre todo en la de Osma y Sigüenza, fue muy elevado el porcentaje de Obispos de raza gótica» afirma el historiador José Orlandis en su «Historia de España».
La densidad poblacional visigoda en el ámbito geográfico de nuestra Diócesis y los nombres visigodos de varios Obispos, como Egila, Godescalco, Siberiano, Sonna y algunos otros, ha dado origen a la especulación de una hipótesis sobre la posible existencia de Obispos arrianos en la Sede episcopal de Osma. Ahora bien, la hipótesis carece de fundamento histórico y la duda ha quedado resuelta por los historiadores del Concilio III de Toledo del año 589: «En este Concilio, que es el de la conversión al catolicismo del rey Recaredo y de la reina Bada, de los magnates palatinos y del pueblo visigodo arriano, firmaron la abjuración ocho Obispos arrianos: Ugnas, de Barcelona; Maurila, de Valencia; Sunnila, de Viseo; Gardingo, de Tuy; Ubiligiselo, de Palencia; Bequila, de Lugo; Argiovito, de Oporto; y Froiselo, de Tortosa». Ninguno de ellos era, ni fue, ni había sido Obispo de Osma.
El Obispado de Osma en la frontera media árabe-cristiana del Duero (712-1011)
El reino visigodo de Toledo pereció en las aguas del Guadalete el año 711 y el Obispado de Osma se hundió en las del Ucero y el Duero el año 712. Así comenzó el largo proceso de silencios históricos del Obispado de Osma, consecuencia de la conquista de Hispania por el Islam.
Destruida Osma y desaparecida la Sede episcopal, las nobles construcciones romanas se convirtieron en material de acarreo para la construcción del castillo con murallas de emergencia, donde pueden verse en nuestros días piedras angulares y restos de columnas y pilastras procedentes de la romana Uxama.
La estrategia político-militar del emirato de Córdoba y del reino de Asturias incorporó las tierras del Obispado de Osma a la frontera media del Duero que marcó la línea divisoria entre los cristianos del Norte y los islamistas del Sur durante los siglos VIII al XI (712-1011).
Fue una frontera estratégica, vigilada y espiada, seguida del traslado de gran parte de la población al Norte peninsular, que dio origen al semidesierto del valle del Duero. Esta frontera fue defendida con las grandes fortalezas de Gormaz, Osma, San Esteban de Gormaz y Roa de Duero, entre otras.
Oxoma-Osma, la ciudad de la Sede episcopal, y el río Duero figuraron en las Crónicas árabes con los nombres de Wukxima y Wualdi Duwayr, respectivamente, haciendo referencia a lugares de permanente situación conflictiva y de difícil convivencia.
Desconocemos la relación de Obispos residenciales de Osma en la primera mitad del siglo VIII. El último conocido es el visigodo Sonna del que carecemos de noticias a partir del año 693. Existieron, en cambio, Obispos titulares de Osma en el exilio, juntamente con clérigos y fieles diocesanos refugiados en La Liébana de Cantabria, acogidos al amparo y protección del rey Alfonso I de Asturias (739-757). De estos Obispos exiliados conocemos los nombres de Sisenando y Eterio, su inmediato sucesor, viviendo por los años de 733 y posteriores en la Iglesia de San Martín de Liébana.
Luciano Serrano, abad de Santo Domingo de Silos, dice que esta Iglesia, erigida en Potes, en los límites del obispado de Oca, debió ser fundada por clérigos originarios del Obispado de Osma, que a una con los de Oca, Segovia, Ávila y Palencia repoblaron Liébana en tiempos de Alfonso.
Por los años de 776 encontramos al Obispo Eterio o Heterio residiendo en el Monasterio de San Martín de Liébana con el abad Beato y allí permaneció probablemente hasta el 826. Debió de ser consagrado Obispo de Osma por el Arzobispo toledano Elipando (754 – + c. 800) por pertenecer la Diócesis de Osma a la Provincia metropolitana de Toledo, y estar establecido por el Concilio IV de Toledo del año 633 que el Metropolitano consagre a los Obispos de su Provincia eclesiástica.
La huída de Heterio desde Osma a Liébana parece que no provino de motivos musulmanes, sino de la incompatibilidad teológica con el Arzobispo Elipando por el adopcionismo o teología cristiano-coránica sobre Jesucristo. Es esclarecedor el texto del Nomina illustrium virorum episcoporum Oxomensis Ecclesiae o Episcopologio antiguo de Osma: «En la era DCCCXXI gobernó la Iglesia de Osma el Obispo Eterio, el cual defendió la fe católica contra el Arzobispo Elipando y escribió un libro contra la herejía en colaboración con el Obispo asturicense Benedicto y Ambrosio».
La fama y prestigio de Heterio proviene, en segundo lugar, de su colaboración con el abad Beato en la composición de los cometarios al Apocalipsis de San Juan o Beato, que el propio abad dedicó al Obispo de Osma.
Después de los días del Obispo Heterio, comienza un nuevo silencio hasta el reinado de Alfonso III (866-910) en el que la ‘Crónica Albendense’ nos habla de «Felmiro, Obispo de Osma por los años de 881».
Restauración del Obispado de Osma (1088-1137)
El proceso de la restauración del Obispado de Osma se prolongó por espacio de 49 años por causas y situaciones políticas y eclesiásticas con cuatro puntos de referencia:
A) El Concilio de Husillos de 1088, en el que el rey Alfonso VI y el Legado pontificio, Cardenal Ricardo, aprobaron la división de términos entre los obispados de Osma y Oca, trasladado a Burgos en 1068, propuesta por el Obispo de Burgos, D. Gómez, y demás Obispos asistentes al concilio contra la presentada por el metropolitano de Toledo, Bernardo de Salvetat, que fue nombrado Administrador del Obispado de Osma hasta que fuera nombrado un Obispo para esta Diócesis.
B) La bula del Papa Urbano II de 1099, instando al metropolitano de Toledo, D. Bernardo, la provisión del Obispado de Osma en el plazo de tres años.
C) La llegada del Obispo Pedro de Bourges (San Pedro de Osma), para tomar posesión de la Sede episcopal de Osma el año 1101. La obra ingente llevada a cabo por Pedro de Bourges, primer Obispo de la restauración, comprendió la nueva evangelización de amplias zonas del Obispado, consecuencia de no haber Obispos residenciales desde el asentamiento del Islam en la geografía diocesana; la creación de estructuras diocesanas; la construcción de la Catedral románica que no pudo ver concluida; la defensa de los intereses diocesanos frente a las usurpaciones de los poderes señoriales y algunos otros eclesiásticos extradiocesanos; la organización del Cabildo catedralicio con la observancia de la Regla de San Agustín. Pedro de Bourges falleció en Sahagún (León) el día 2 de agosto de 1109, día en que celebramos su Memoria litúrgica.
D) El Concilio de Burgos de 1136, en el reinado de Alfonso VII y presidido por el Cardenal legado Guido, siendo Sumo Pontífice el Papa Inocencio II, en el que se asignó la pertenencia de la ciudad de Soria al Obispado de Osma, se modificaron los límites diocesanos entre Burgos y Osma y quedó establecido el mapa oxomense que ha estado en vigor durante más de 800 años, hasta la nueva demarcación de la Diócesis de Osma en 1956.
Osma en la Baja Edad Media y Moderna
Por razones de brevedad, hacemos una somera mención del Obispo Diego de Acebes: «Obispo de gran fe y observancia espiritual y no menor caminante. Tomó parte activa en los orígenes de la Orden de Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán. Fue Legado pontificio del Papa Inocencio III para la predicación contra los albigenses en Francia».
Derruida la Catedral románica, comenzada a edificar por San Pedro de Osma y concluida por el Obispo Beltrán (1126-1140), por ser de proporciones reducidas el Obispo Juan Domínguez (1231-1241) comenzó las obras de la Catedral actual el año 1232 en el mismo solar, sobre un plano de planta gótica del tipo abacial cisterciense, de tres naves, crucero y capillas absidiales, destruidas en el siglo XVIII para hacer la girola de acceso a la Capilla de la Inmaculada, destinada para cuando fuera beatificado el Venerable Obispo Don Juan de Palafox y Mendoza.
La pureza de líneas de la planta gótica parece indicar que la mayor parte se llevó a cabo dentro de la centuria del XIII. Sin embargo, la estructura total de la fábrica tal como se ofrece en la actualidad no concluyó hasta finales del siglo XVIII. En el siglo XV el Obispo Pedro de Montoya (1554-1574) llevó a cabo grandes obras defensivas, benéficas, caritativas y de reforma espiritual: concluyó prácticamente las obras de la Catedral gótica, fundó el hospital de San Agustín para enfermos pobres y peregrinos, promulgó los Estatutos del Cabildo catedralicio para volver a la observancia fundacional del siglo XII, reconstruyó las murallas de la villa de El Burgo de Osma y construyó las antemurallas de los castillos de Osma y Ucero.
El Obispo Pedro de Acosta (1539-1563) completó las obras benéfico-sociales de sus antecesores con instituciones docentes encaminadas a la formación espiritual y cultural de los sacerdotes diocesanos fundando la Universidad de Santa Catalina en 1550, y Don Sebastián Pérez (1582-1593) erigió el Seminario Conciliar de Santo Domingo de Guzmán en cumplimiento de lo decretado por el Concilio de Trento y como expresión de su propósito de formar sacerdotes cultos y piadosos.
Los Obispos sucesores velaron con celo pastoral y paternal por el mantenimiento de las fundaciones de sus antecesores, mereciendo destacar, entre otros, Juan de Palafox y Mendoza, beatificado el 5 de junio de 2011 en la Catedral de El Burgo de Osma, en cumplimiento del Decreto del Papa Benedicto XVI de 27 de marzo de 2010.
Destacan, igualmente, Don Fray Sebastián de Arévalo y Torres (1682-1704) y Don Fray Joaquín de Eleta y Piedra (1786-1788). El primero construyó de nueva planta, extramuros de la Villa, el Hospital de San Agustín, y el segundo, contando con la ayuda económica del rey Carlos III (1759-1788) edificó el actual Seminario Diocesano y el Real Hospicio de San José (actual Residencia Provincial de San José), para enfermos pobres y niños huérfanos. Fr. Vicente Horcos San Martín, OSB (1853-1861) fundó el Boletín Oficial del Obispado de Osma.
Importante labor llevó a cabo el Obispo Don Pedro María Lagüera y Menezo (1861-1892), construyendo a sus expensas la Casa Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados el año 1886. Las Hermanitas de los Pobres llegaron a esta Casa en el mes de junio de aquel mismo año, pero fue el 8 de septiembre del año siguiente 1887, cuando inauguraron la Casa Asilo.
Durante el siglo XIX, difícil, revuelto, enfrentado y confuso, el Obispado de Osma hizo frente a situaciones enojosas y complicadas, como la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia, el fenómeno de las desamortizaciones, la exclaustración y las Guerras carlistas.
Cambio de Provincia eclesiástica
El Obispado de Osma formó parte de la Provincia Metropolitana de Toledo desde su fundación, antes del año 597, hasta 1861 en que pasó a integrarse en la Metropolitana de Burgos de acuerdo con la Bula de S. S. el Papa Pío IX «Ad cumulum tuae…», de 10 de junio de 1861, dirigida al Eminentísimo Sr. D. Fernando de la Puente y Primo de Ribera, Cardenal de Burgos, haciendo constar que desde el nombramiento de Don Pedro María Lagüera y Menezo para el Obispado de Osma la Diócesis de Osma dejaba de ser sufragánea de Toledo y pasaba a serlo de Burgos conforme al Concordato de 1851 entre la Santa Sede y el Gobierno de Isabel II.
La nueva demarcación de la Diócesis de 1956
La evolución de la sociedad, el ritmo de los tiempos y los planteamientos del siglo XX han dado origen a una nueva demarcación de la Diócesis de Osma y a la programación de distintas planificaciones pastorales en función de su realidad geográfica, estadística y poblacional, simultáneas a la reestructuración de Museos y Archivos Diocesanos y Parroquiales.
Como queda indicado al hablar de la restauración del Obispado de Osma (1088-1137), el mapa geográfico de nuestra Diócesis quedó configurado en el Concilio de Burgos de 1137 y ha estado en vigor durante más de 800 años.
La demarcación de 1956 se llevó a efecto siendo Obispo de Osma Don Saturnino Rubio Montiel (1945-1969). Tuvo su origen en el Concordato entre la Santa Sede y el Gobierno Español, firmado en Roma el 27 de agosto de 1953, el cual en su artículo IX, párrafo 1º, contempla la novedad de acomodar en lo posible las circunscripciones eclesiásticas a las de las Provincias civiles. Dos años después de la firma de dicho Concordato, se ponía en práctica la cláusula de las circunscripciones en cumplimiento de dos Decretos de la Sagrada Congregación Consistorial de Roma.
En el primero de ellos, «Caesaraugustae et Aliarum», datado en Roma el 2 de septiembre de 1955, se mandaba expresamente que «se integren en la Diócesis de Osma las 18 parroquias pertenecientes al Obispado de Tarazona, que están situadas en la jurisdicción de la Provincia de Soria… Sobre todo lo cual Su Santidad ordenó publicar el presente Decreto Consistorial con el mismo valor de Bulas Apostólicas».
En el segundo, «Burgensis, Toletanae et Aliarum», datado también en Roma el 22 de noviembre del mismo año 1955, se decreta la integración «a la Archidiócesis de Burgos de 94 parroquias desmembradas de la Diócesis de Osma; a la Diócesis de Osma las parroquias de los arciprestazgos de Almazán, Ariza, Ayllón, Barahona, Berlanga de Duero, Maranchón, Medinaceli y Retortillo, desmembradas de la Diócesis de Sigüenza; las de Yangüas y San Pedro Manrique, desmembradas de la Diócesis de Calahorra y, finalmente, la parroquia de Montenegro de Cameros, desmembrada de la Archidiócesis de Burgos… Sobre todo lo cual Su Santidad ordenó publicar el presente Decreto Consistorial con el mismo valor de Bulas Apostólicas».
Un año después, en 1956, los Decretos de la Sagrada Congregación Consistorial entraron en vigor, con lo cual quedó establecido definitivamente el nuevo mapa oxomense que coincide con los de la Provincia de Soria.
La Diócesis de Osma-Soria
Tres años después, Su Santidad el Papa Juan XXIII, por su Bula «Quandoquidem animarum» de 9 de marzo de 1959, cambió el título de la Diócesis de Osma por el de Osma-Soria, y erigió en Concatedral la Colegiata de San Pedro Apóstol, de la ciudad de Soria. La demarcación geográfica de 1956 y el título de Diócesis de Osma-Soria de 1959 son a modo de pregón de heraldo de una nueva era. Y a nueva era, nueva titulación quieren los signos de los tiempos.
En efecto, nos encontramos ante una nueva era que, en línea de continuidad con el pasado, se abre al futuro sustentada en tres causas y situaciones determinantes. La primera de ellas es el influjo arrollador del Concilio Vaticano II. La segunda, la despoblación rural con la consiguiente desertización demográfica de nuestra geografía soriana. En efecto, la densidad poblacional de Soria, Provincia y Diócesis, se cita ya como punto de referencia en las publicaciones y estudios demográficos: Uno de los ejemplos más significativos es el que enfrenta a las grandes aglomeraciones de Madrid y a la desertización de Soria. Así, en la primera Provincia había, en 2001, 66 habitantes por kilómetro cuadrado y, en la segunda, sólo vivían 9 personas en el mismo espacio. Finalmente, los nuevos grupos y movimientos que irrumpen con vitalidad de juventud y que proceden en su mayor parte del empuje de las nuevas generaciones de laicos.
Hemos carenado la vieja nave y levado anclas de nuevo, poniendo proa a nuevas singladuras por esos mares de Dios y del mundo, echando nuevamente las redes del Pescador de Galilea…