Clausurada la Visita Pastoral a las UAPs de Berlanga de Duero y Bayubas de Abajo

El 1 de julio de 2012, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria, finalizaba la Visita Pastoral a las Unidades de Acción Pastoral de Berlanga de Duero y de Bayubas de Abajo con el acto de clausura en la Colegiata de Berlanga de Duero, donde se dieron cita fieles no sólo de la villa sino también de los diversos núcleos de población visitados por el Obispo.

La Santa Misa de acción de gracias, acto central de la clausura, fue presidida por el prelado, concelebrada por los sacerdotes responsables de las UAPs visitadas y armonizada por la Coral Berlanguesa.

Mons. Melgar Viciosa comenzó la homilía manifestando su gratitud a todas las parroquias visitadas por su acogida generosa, no tanto a su persona como a lo que representa de padre y pastor. Glosando el Evangelio del día (Domingo XIII T.O.) sobre el pasaje de la hija de Jairo, habló de la fe como don fundamental que nos abre horizontes de esperanza. «Tendemos siempre hacia Dios; no podemos vivir sin fe». Animó a no tener miedo pues, a veces, «parece que escondemos ante los demás nuestra condición de creyentes». Evocó a los antepasados, siempre presentes en el recuerdo, como educadores de la fe, «lo que nos impulsa a poner a punto sus vivencias cristianas ante un mundo tan descreído». Finalmente exhortó a ser «animadores y testigos de la fe recibida» con la vida y ofreciéndola a los demás como «camino de gracia y salvación».

Las UAPs de Berlanga y Bayubas abarcan prácticamente el antiguo Marquesado de Berlanga al que hay que sumar los pueblos de la extensa y fértil vega de Fuentepinilla que se abre hacia Soria en un mar de cultivos florecientes. En la propia comarca se dan diferencias bien acusadas en lo que podríamos llamar «mini comarcas» dentro de la comarca general.

Berlanga es el centro; destaca por sus características monumentales y como centro social, comercial y sanitario donde los miércoles, de forma especial, se dan cita todos los pueblos, en variopinto paisanaje, en la celebración del mercado comarcal que anima a la villa.

Al norte se abre hacia los pueblos de montaña fronterizos con Sierra Pela cuyos aires curten la personalidad de sus gentes. En estos núcleos de población (y prácticamente en toda la comarca) la emigración se cebó de forma inmisericorde y han quedado reducidos a vestigios testimoniales que únicamente se ven animados y vivos en verano con la venida de quienes emigraron a otras tierras en busca de mejor vida y posición. Sus gentes son sencillas, de convicciones cristianas tradicionales, que tratan de conservar sus costumbres religiosas con la dificultad que entraña la despoblación y la edad de los que quedan. Gente recia de la alta meseta soriana que sabe mucho de duros y largos inviernos, de primaveras esperanzadas y de veranos, generosos unos, otros no tanto, con el fruto de sus duros trabajos en una tierra poco agradecida en general.

Hacia el sur se abre camino de Sigüenza (Guadalajara) la vega del río Escalote con pueblos igualmente agrícolas y testimonialmente ganaderos, con gentes de similares características duras y curtidas por la propia dureza de sus climas, de sus años de trabajos dificultosos y de la emigración. Pueblos sencillos que ofrecen al visitante acogida generosa, paz, sosiego, serenidad y monumentalidad románica y mozárabe en sus emblemáticos templos. Rello, pueblo amurallado con vestigios en pie de su amplio castillo y que fue en su día fortaleza, se asienta en la cumbre de la montaña como vigía y visor de amplios horizontes; sigue, en la actualidad, totalmente fortificado con un doble acceso a la ronda interior de las murallas que abrazan al pueblo.

Rayano con Guadalajara, junto a la histórica Atienza, queda Barcones, último pueblo soriano, de feroces vegas y generosos manantiales que proporcionan verdor y frescura a su contorno. Bayubas, juntamente con los pueblos linderos, nos sorprende con sus pinares resineros y con los aromas de resinas y de tomillos y cantuesos florecidos; junto a la margen izquierda del Duero quedan algunos restos de viñedos cuyos vinos, si no de excelente calidad, sí, al menos, proporcionan sabores agridulces al paladar.

Mons. Melgar Viciosa recorrió los veintinueve núcleos de población que conforman la comarca descrita y fue dejando entre sus gentes su buen hacer de pastor, llegando con su palabra al corazón de sus fieles que generosamente abrían sus corazones y sus casas a tan ilustre visitante. Todos los pueblos quedaron gratamente sorprendidos por la sencillez y cercanía de su Obispo, a la vez que se sintieron alegres y animados en su soledad por las atinadas consignas de su padre y pastor que conscientemente compartió con ellos, en pausada convivencia, las experiencias de unas aldeas tan despobladas.

El Obispo firmó en todas las parroquias los Libros sacramentales y de administración a la vista de sus fieles que comentaron el devenir parroquial en unos centros tan castigados por la emigración, terminando con un sentido responso en oración compartida, por los antepasados, verdaderos educadores en la fe.

La clausura puso el broche final con la celebración eucarística a los pies de la Virgen del Mercado, en un marco tan excelente como la monumental Colegiata de Berlanga. Todos participaron de una Eucaristía que sembró en sus corazones alegría, paz, reposo y esperanza. El alcalde de la villa de Berlanga como tal, también como representante de sus pedanías y recogiendo el sentir unánime de los demás pueblos, entregó simbólicamente al Obispo el bastón de mando como manifestación de acogida y de gratitud.

Confiamos que la palabra de nuestro Obispo sea semilla de cosecha abundante regada con el agua benéfica de la Misión diocesana y se haga realidad entre todos nosotros un nuevo despertar a la fe.

Enlace a la galería de fotos

Comparte esta noticia
Facebook
X.com
LinkedIn
WhatsApp
Email