Crónica del Cursillo de cristiandad

Del 22 al 24 de febrero celebramos en Soria (en la Casa diocesana) un nuevo Cursillo de cristiandad. Julián Ortega Peregrina, nuestro nuevo consiliario, junto a Pedro Mozo, viceconsiliario nacional, y varios seglares formaron el equipo guía para acercarnos al mensaje de Jesucristo durante estos días de reflexión en fraternidad. Vivimos con impaciencia e incertidumbre la acogida que tendría esta convocatoria pero también con la ilusión y la esperanza puesta en la fuerza del Espíritu. Y, una vez más, Él no falló y su acción posibilitó que trece nuevos cursillistas sintieran la inquietud de compartir sus experiencias de fe con los hermanos.

Fe que, a veces, se duerme, se olvida, se despista en los avatares de la vida y que el Cursillo vino a renovar, revivir y reafirmar desde la Palabra y el encuentro con Cristo y con los hermanos. En verdad fueron días alejados de lo cotidiano (donde a veces resulta difícil encontrarse con Dios) para disfrutar, desde el silencio y la oración, de la presencia del Señor y celebrar este gozo con los demás.

Pero la verdadera esencia del Cursillo está por llegar, trasciende más allá de estos tres días inolvidables que tuvimos el privilegio de vivir. Debe plasmarse en la vuelta a nuestra realidad, llevando a otros la luz que nosotros recibimos, haciéndoles partícipes del mensaje de Cristo, caminando en los grupos, unidos con la mirada y la confianza puesta en Él.

Gracias, muy sinceras, a Raquel, nuestra presidenta, y al equipo que se encargó de la organización del Cursillo por su trabajo y entusiasmo; a nuestros sacerdotes, por sus enseñanzas y su chispa para ponernos en camino; a todos los compañeros, por vuestra acogida y amistad; a la Casa diocesana que nos acogió con todas las atenciones; a todos los que os unisteis a nosotros con vuestras oraciones. Y, sobre todo, gracias a ti, Señor, por mirarnos y mimarnos con la grandeza de tu amor una vez más.

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