Más de 150 matrimonios renuevan sus promesas matrimoniales

El Domingo 28 de abril de 2013, V Domingo de Pascua, se celebró por primera vez en la Diócesis de Osma-Soria una Jornada para que los matrimonios católicos pudieran renovar sus promesas matrimoniales. La idea nació del Obispo, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, que, justo después del período navideño comentó esta idea al delegado episcopal de familia y vida, Francisco Javier Ramírez de Nicolás, que con su equipo empezó todos los preparativos con un trimestre de antelación. La Jornada tendría como lema: «La alegría de ser esposo y esposa, casados en el Señor».

La iniciativa contó con el entusiasmo y cooperación de todo el presbiterio, que tuvo noticia de esta Jornada a mitad de marzo a través de los carteles y dípticos para que los feligreses de las distintas comunidades pudieran conocer esta idea y apuntarse a participar. Se dio de plazo hasta el 20 de abril para confeccionar una primera lista de participantes, tanto al acto religioso como a la comida en un restaurante de la capital.

Llegado el día estaban apuntados 94 matrimonios para el acto religioso y 185 comensales. «El Señor preparó también el camino de otros tantos y al final fueron más de 150 matrimonios los que renovaron su compromiso», según manifestó el delegado de familia y vida, en una celebración eucarística presidida por Mons. Melgar Viciosa en la Parroquia de El Salvador (Soria) a las 12.30 h. de la mañana; el templo se quedó pequeño por la multitud de asistentes.

En su homilía, el Obispo expuso la belleza del matrimonio cristiano y el aliento constante de la Iglesia por la familia fundada en el matrimonio de un hombre y de una mujer. Concelebraron con el prelado el delegado de familia y vida, el párroco de El Salvador, Mario Muñoz Barranco, y el párroco del Pilar de Soria, el P. Antonio Dieste. La parte musical fue llevada con acierto y unción por el coro joven de la Parroquia de Nuestra Señora de los Milagros de Ágreda, dirigido por Belén Rubio Sevillano, formado por cuatro matrimonios jóvenes y otros tantos seglares. El momento de la renovación matrimonial tuvo lugar tras la proclamación del Credo y un canto al Espíritu Santo «para que infundiera ese mismo amor a nuestros esposos y esposas reforzando así su amor conyugal; fue precioso escuchar a los esposos y esposas, todos juntos, la renovación de su amor conyugal bajo la mirada del pastor de nuestra Iglesia particular». Al final de la celebración, Mons. Melgar Viciosa entregó un recuerdo de este día tan entrañable.

Pasadas las 14.30 h. comenzó el ágape prolongándose hasta casi las 17.00 h. de la tarde. Una comida alegre, de hermanos, con hijos y nietos. «Se había reunido una gran familia, la familia de la Iglesia», comentó Ramírez de Nicolás. Todos los asistentes mostraron al Obispo y al delegado episcopal su agradecimiento por esta convocatoria y el deseo de que vuelva a repetirse en los próximos años. Estaban realmente felices, alegres por estar «casados en el Señor».

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