El músico y cantautor católico Martín Valverde regresó a Soria dentro de la gira de conciertos que, a lo largo de este mes de septiembre, le lleva por algunos rincones de España, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. La Plaza Mayor de la capital soriana fue testigo el jueves 5 de septiembre de un gran encuentro musical y de fe. Desde la 6 de la tarde actuó como artista invitado Rubén de Lis; pasados unos minutos de las 7 de la tarde un numeroso grupo de sorianos así como decenas de personas de otros lugares de la geografía nacional (Zaragoza, Toledo, Madrid, Calatayud, Burgos, etc.) pudieron disfrutar del concierto. Al término de su actuación, el cantautor compartió unos momentos con la Delegación episcopal de MCS:
Martín ¿qué hace un chico como tú en un sitio como éste?
¡Gracias por lo de chico! El viento sopla donde quiere y no sabes si va o viene; así somos los hijos del Espíritu. Por eso andamos por Soria porque ha soplado y me ha traído a esta bella ciudad. Estoy feliz de poder compartir con los sorianos la fe en este Año de la fe; estoy feliz de ser parte de esa llamada del Papa a «hacer lío» en las Diócesis.
¡Es la cuarta vez que visitas Soria! ¿Cómo te sientes en esta Iglesia particular?
Sí, es la cuarta vez pero yo no recordaba el dato exacto. Para mí es un placer porque me siento como en casa. ¡Me habéis tratado siempre demasiado bien!
Has repetido en el concierto la frase de Francisco «hagan lío». ¿Qué supone para ti esta genial llamada?
Siento, por así decir, que Dios ha podido por fin hablar, que Dios ha podido «desahogarse». Siento que hasta la Virgen dice «uds. hagan que yo recojo después». Cuando la Iglesia se encierra engorda, le sale artritis, es muy lenta, le sube el colesterol espiritual… pero cuando sale a la calle, al encuentro de la persona, es la Iglesia de Dios. ¡Ojo! Que nadie habla de hacer cosas gigantescas sino de hacer lo que hay que hacer.
El concierto ha sido una bellísima vigilia de oración y no sólo un concierto… ¡enhorabuena!
Sí, se disfraza (risas). Me decía un Obispo hace unas semanas que el concierto había parecido un precioso retiro.
La música y la nueva evangelización van muy de la mano…
Sí, claro, la una enriquece a la otra. Es una de las respuestas a la llamada de Juan Pablo II de «nuevos métodos, nuevo ardor y nueva expresión» en el anuncio del Evangelio.