El Domingo 31 de agosto la parroquia de «Nuestra Señora de las Mercedes» de Villar del Río acogió la celebración solemne de la Santa Misa de acción de gracias por la reciente Beatificación de Silvestre Pérez Laguna, hermano de la Orden hospitalaria de San Juan de Dios. La celebración fue presidida por el párroco, Alfonso García Bermejo, y concelebrada por los sacerdotes del Arciprestazgo.
A la Santa Misa asistieron autoridades provinciales y dos sobrinos del nuevo beato; también participó la comunidad de hospitalarios de Cantalejo (Segovia). Fueron muchos los hijos del pueblo que quisieron vivir este acontecimiento al que precedió un triduo de preparación.
La Orden de San Juan de Dios regaló a la parroquia un lienzo con la imagen del beato. Junto a la pila donde recibió el bautismo Silvestre Pérez Laguna se colocó una placa con la siguiente inscripción: «En esta pila fue bautizado el beato Silvestre Pérez Laguna, religioso hospitalario de San Juan de Dios, mártir de Cristo en Málaga el 17 de agosto de 1936. Laus Deo».
Silvestre Pérez Laguna fue beatificado en Tarragona el 13 de octubre del 2013 por el Cardenal Amato junto a 522 mártires del S. XX en España. En esa celebración también fueron elevados a los altares otros 4 mártires diocesanos (o con vinculación diocesana).
El beato nació en Villar del Campo (Soria) el 30 de diciembre de 1873. A la edad de 12 años perdió a su madre e ingresó como escolar en el Sanatorio de San José de Ciempozuelos, Madrid. Después de varios años de formación hizo su profesión y comenzó a ejercer su caridad y apostolado con los pobres y enfermos en diversas casas de la Orden. Fue superior de Palencia, Granada, Ciempozuelos y Santiago de Chile, y varias veces Vice-prior en otras casas. Igualmente Secretario Provincial en dos ocasiones. Fue enviado a Chile para implantar la Orden en aquel país, tuvo que sufrir mucho y después vino a Málaga como Vice-superior del Sanatorio de San José.
Tras varios registros y la institución de un Comité local, formado por tres empleados del sanatorio, que se hizo dueño y rector del centro, inmediatamente comenzó el destrozo vandálico del hermoso arbolado de la propiedad. El 17 de agosto, entre la seis y las siete de la tarde, se presentaron en la portería de la finca del sanatorio unos diez coches ocupados por una treintena de milicianos de la F.A.I y guardias de asalto. Encañonaron al portero y le obligaron a franquear las puertas e ir delante con los brazos levantados en busca de los frailes. En esta forma llegaron al comedor en el momento de la distribución de la cena a los enfermos y apresaron a Fr. Silvestre con otros seis hermanos para llevarlos a las tapias del cementerio de San Rafael, donde fueron martirizados y asesinados, mientras gritaban: «Viva Cristo Rey». Sus restos reposan en la Catedral de Málaga.