La Diócesis rinde homenaje a sus presbíteros

“Hoy la Iglesia necesita de pastores que, día a día, den lo mejor de sí mismos en favor de sus ovejas. Que actúen como dueños, no como asalariados a quienes les trae sin cuidado el estado y la salud espiritual de su rebaño. Dicho de otro modo, que amen de tal manera a sus feligreses, a sus parroquianos, a la gente que le ha sido encomendada, que estén dispuestos en todo momento a dar la vida por ellos. Que no huyan nunca de sus obligaciones, haga sol o caiga nieve, vayan las cosas bien o, por el contrario, los resultados se hagan esperar”. Con estas palabras ha animado Mons. Abilio Martínez Varea a los sacerdotes diocesanos reunidos en la S. I. Concatedral de San Pedro para celebrar la fiesta de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, y en la que se ha rendido un sencillo pero emotivo homenaje a 11 presbíteros diocesanos que este año celebran sus Bodas de diamante (60 años) y de oro (50 años) sacerdotales.

“No somos funcionarios […] que se buscan a sí mismos, su comodidad, su ascenso en el escalafón eclesiástico, sus intereses personales” ha dicho en su homilía el Obispo, quien ha recordado que “el buen pastor no se esconde en horarios egoístas ni en tareas que no le son propias”. Y, siguiendo el reciente discurso del Papa en El Cairo, ha pedido a los sacerdotes huir de tres tentaciones: “No os dejéis arrastrar por la desilusión y el pesimismo que nos lleva a hacer lo de siempre para no arriesgar; huid de la queja continua culpando siempre a los demás o a la situación social tan difícil en la que vivimos; y huid de la comparación con los demás pues compararnos con los que están mejor nos lleva, con frecuencia, a caer en el resentimiento; compararnos con los que están peor nos lleva, a menudo, a caer en la soberbia y en la pereza”.

Finalmente, Mons. Martínez Varea ha pedido a su presbiterio, “para no caer en estas tentaciones y alcanzar el nivel evangelizador de San Juan de Ávila”, dos cosas: “No abandonemos la oración por los múltiples quehaceres dela vida […] y cuidemos el estudio, para como nuestro santo patrón, ser la sal y la luz de las que habla el Evangelio”.

Al final de la Santa Misa, 2 presbíteros han tomado la palabra en nombre de los 11 homenajeados. Antonio Utrilla Gil, que celebra sus Bodas de diamante, ha recordado que “no siempre habremos estado a la altura de la exigencia ministerial pero hoy damos gracias a Dios por todo y pedimos perdón a Dios y a nuestras gentes por lo que no hemos acertado a realizar en nuestro ministerio pastoral”. Por los sacerdotes que celebran sus Bodas de oro ha tomado la palabra José María de Miguel Izquierdo quien ha manifestado su acción de gracias “al Padre Bueno que se fio de nosotros y que sigue confiando en nosotros para, junto a nosotros, hacer realidad su sueño: la implantación del Reino”; “durante 50 años ha habido días de luz y de penumbras, de buen tiempo y de turbulencias, pero siempre hemos querido mantener vivas la ilusión y la esperanza de los primeros días y, dentro de nuestra fragilidad, ser discípulos-misioneros”.

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