Crónica del Consejo presbiteral

El pasado 3 de junio tuvo lugar en el Seminario diocesano de El Burgo de Osma la séptima sesión del XIII Consejo presbiteral de la Diócesis, desde las 11 h. hasta las 14.30 h. La sesión, que comenzó con el rezo de la hora intermedia y con unas palabras del Obispo diocesano dando importancia a la pastoral ordinaria e invitando a seguir gastando la vida en favor de los demás, al servicio de nuestras gentes que nos necesitan buscando la santidad en lo ordinario en el crecimiento día a día del Reino de Dios, trató fundamentalmente estos tres temas:

  1. El Ecónomo diocesano presento el balance de cuentas del ejercicio anterior, correspondientes al año 2018, que con unos ingresos totales de 2.259.368,90€ y un gasto de 2.224.972,94€; esto arroja un superávit de 34.395,96€. De la contabilidad anual cabe remarcar las aportaciones que la Diócesis realiza directamente para la subvención en obras de parroquias con un montante de 75.309,26€, las obras realizadas en convenio con la Diputación por valor de 265,243,31€, las obras realizadas en el Palacio episcopal por valor de 79.644,82€, la amortización de la parroquia de Camaretas con 300.000€, la ayuda para restaurar algunas ermitas con 10.679,18€, el pago de la nómina mensual de los 93 sacerdotes diocesanos con algo más de 600.000€ así como la remuneración al personal seglar que trabaja para la Iglesia diocesana, los gastos de las distintas delegaciones diocesanas, etc. Así mismo notificó cómo ha descendido el número de declarantes en la asignación tributaria en la provincia que marcan la X en favor de la Iglesia católica: en números absolutos han marcado la casilla 21.682 declarantes (el 43,86 %) con un importe en de 471.830€, lo que indica la dependencia de nuestra Diócesis del Fondo Interdiocesano de la CEE.
  2. En un segundo momento se estuvo realizando la valoración y revisión de la Programación diocesana del curso que termina, “Salid a los caminos en comunión”, con sus dos grandes objetivos: ser evangelizados para evangelizar. La exposición fue extensa y especialmente realizada con el trabajo previo realizado con el Anexo I, enviado para la ocasión a los grupos de sacerdotes de los distintos Arciprestazgos, donde se nos pedía muy encarecidamente el grado de cumplimiento de la programación. Sin duda un momento muy enriquecedor en el que las acciones de “cada parte” suman para el “todo” del trabajo por el Reino; fue un momento en el que pudimos reconocernos todos en la multiplicidad de acciones y actividades que la Iglesia diocesana realiza a lo largo y ancho de un curso pastoral. En cualquier revisión siempre queda la sensación de que se podría haber realizado más pero lo verdaderamente importante, más que la cuantificación de actividades, es el querer trabajar con ilusión, con alegría y en comunión.
  3. El último punto del orden del día estuvo centrado en diseñar la Programación pastoral para el próximo curso, partiendo del Plan diocesano de pastoral 2018-2022, donde se recogen los objetivos específicos, las líneas de acción y los retos que nos marcamos como Iglesia diocesana. La aportación servirá para la redacción de la Programación por parte de la Comisión permanente el Consejo de pastoral diocesano junto con el Vicario de pastoral y nueva evangelización, que nos invitó a exponer las sugerencias a todos los miembros a la vez en que remarcó cómo la programación diocesana para el nuevo curso pastoral debe recoger dos grandes acciones: de la Iglesia en España (el Congreso de Laicos) y de la Iglesia universal (el Mes misionero de octubre al que nos ha convocado el Papa Francisco)

Con la comida fraterna ofrecida por el Seminario terminamos esta asamblea plenaria del Consejo presbiteral, que siempre tiene como fin ayudar al Obispo diocesano en el discernimiento de la realidad diocesana para su misión episcopal de estar al servicio de nuestra Iglesia y de todo el Pueblo de Dios.

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