Celebración de la solemnidad de San Pedro de Osma

El lunes 2 de agosto la Diócesis de Osma-Soria celebró la Solemnidad litúrgica de su patrono principal, San Pedro de Osma, el obispo que restauró la Sede oxomense a comienzos del siglo XII. El Sr. Obispo Mons. Abilio Martínez Varea presidió la misa a las doce de la mañana en la S. I. Catedral de El Burgo de Osma, acompañado por el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, y el presbiterio diocesano. La celebración comenzó con una pequeña procesión por el claustro catedralicio.

San Pedro de Osma nació en Bourges, Aquitania, hacia el año 1040. Destacó en su juventud por su amor a los estudios e ingresó como monje en el Monasterio de Saint-Orens de Auch, dependiente de Cluny, donde también era monje Bernardo, el futuro arzobispo de Toledo. Éste vino a España con el séquito de la reina Constanza a finales de 1079 y fue nombrado al año siguiente abad de Sahagún. Pero la llegada de Pedro a España debió de tener lugar en 1095, cuando Bernardo, ya arzobispo de Toledo, a su vuelta de un viaje a Roma pasó por Francia y trajo con él a varios clérigos franceses. De hecho, los más destacados de entre ellos terminaron ocupando importantes sedes episcopales en España. Pedro fue arcediano de la Iglesia toledana antes de ser nombrado primer obispo de la restaurada diócesis de Osma.

Los límites de la diócesis oxomense habían sido fijados en 1088 en el Concilio de Husillos; Bernardo, como metropolitano de aquella diócesis, tenía especial interés en tal restauración en contra de la sede burgense. Extraña un tanto que esperara hasta 1103 para nombrar un obispo residencial, cargo que recayó en su arcediano, Pedro. La Iglesia de Osma se hallaba desprovista de todo lo necesario y no contaba ni con catedral ni con medios para levantarla. Pedro se dedicó primordialmente a la predicación y visita de toda su diócesis, organizándola de acuerdo con los criterios propios de la reforma gregoriana.

Ante el papa Pascual II, intentó ampliar los límites de su diócesis, pero no lo consiguió.

Alfonso VI murió en Toledo, el 1 de julio de 1109. Pedro asistió al entierro del Rey en el Monasterio de Sahagún, pero acabados los funerales se sintió gravemente indispuesto. Deseando morir en su diócesis, logró llegar hasta Palencia, donde murió el 2 de agosto, no sin antes pedir que su cuerpo fuera trasladado a Osma, como así se hizo. Después de un primer traslado en 1275, al que han seguido varios otros, sus reliquias se siguen venerando en la catedral oxomense.

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