El pasado sábado 8 de mayo tuvo lugar la peregrinación de adolescentes y jóvenes (junto con algunos de sus catequistas y familias) a la Trapa de San Isidro de Dueñas, en la provincia de Palencia. Ésta era una de las actividades programadas desde el principio del curso por el Secretariado diocesano de pastoral vocacional.
Se trataba de realizar una peregrinación con un tinte vocacional y que fuera, además, uno de los medios para ir preparando la Jornada Mundial de la Juventud del 2011 y los actos que se celebrarán en Osma-Soria con motivo de la llegada de la Cruz de las Jornadas y del Icono de María a la Diócesis. Así el lema escogido para esta peregrinación fue la primera parte del eslogan de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Madrid en 2011: «Arraigados en Cristo».
Unidos a los adolescentes y jóvenes de Palencia, noventa chicos y chicas de la Diócesis de Osma-Soria peregrinaron hasta la casa que vio madurar en la fe al Hermano Rafael y en la que, con no pocas dificultades, santificó cada momento de su vida.
Los peregrinos salieron de Soria, del Rincón de Bécquer, a las 9 de la mañana. En torno a media mañana, y tras una parada de rutina, llegaron al Colegio de los Padres Reparadores en Venta de Baños. Allí cada uno de los grupos participantes se fueron presentando tras lo cual, en la capilla, el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, dirigió unas palabras a todos para centrar el sentido de la jornada y explicar algunos datos de la apasionante figura del Hermano Rafael (del que los jóvenes participantes ya habían visto en el autobús el vídeo que, con motivo de su reciente canonización, editaron los monjes trapenses de Dueñas).
El responsable de la pastoral vocacional diocesana, Rubén Tejedor Montón, explicó el sentido del camino desde Venta de Baños hasta la Trapa como la actualización del camino de Emaús para cada uno de los participantes. Así se entregó a cada uno una hoja con el pasaje evangélico de San Lucas y unas preguntas para que, de dos en dos como los de Emaús, fueran comentando y hablando de sus experiencias de vida y de fe en el camino hacia el monasterio trapense. Antes de comenzar el camino todos juntos rezaron a la Santísima Virgen María una bella oración.
Al llegar al monasterio, a la vez que llegaban los jóvenes de Palencia, el Vicario General de aquella Diócesis recibió a los peregrinos y les dirigió unas cariñosas palabras. Una vez llegados todos los peregrinos palentinos tuvo lugar la comida en la explanada de la Trapa y un pequeño rato de descanso.
Tras la comida, y después que el coro diocesano de jóvenes de Palencia junto con algunos miembros del coro de Santa Bárbara -de Soria- ensayaran las canciones para la celebración de la Eucaristía, tuvo lugar la preparación al Sacramento de la Penitencia. Los jóvenes participantes pudieron acercarse al Sacramento del perdón con los más de quince sacerdotes que estaban repartidos por toda la explanada de la entrada del cenobio.
El momento central de la peregrinación, junto con la visita a la pequeña capilla que alberga los restos de San Rafael Arnáiz, tuvo lugar a las cinco de la tarde. En ese momento todos los peregrinos celebraron la Eucaristía que presidió el Obispo de Osma-Soria y con el que concelebraron una veintena de sacerdotes, entre ellos algunos miembros del monasterio trapense.
En su homilía, Mons. Melgar Viciosa glosó el pasaje de la vid y los sarmientos para explicar el lema de la peregrinación escogido («Arraigados en Cristo») insistiendo en la importancia de la unión con Cristo y los hermanos para la verdadera santificación personal y del mundo entero.
La solemne celebración eucarística concluyó con el canto de la Salve cisterciense a la Virgen de la Trapa, con quien -en palabras del Obispo de Osma-Soria- «el Hermano Rafael tantas veces se desahogaba y a quien tanto amaba». De esta manera, en torno a las siete de la tarde, los jóvenes sorianos ponían punto y final a su peregrinación a la tumba del Hermano Rafael.
