Ejercicios espirituales en Cuaresma

En este Tiempo de Cuaresma, como cada año, se han celebrado en la capilla de la Casa diocesana «Pío XII» (Soria) los ejercicios espirituales cuaresmales durante los días 22, 23, 24 y 25 de febrero, de seis y media a ocho de la tarde. Julián Callejo Matute, presbítero de la Diócesis y párroco de San Francisco en la capital, ha dirigido en esta ocasión los ejercicios a los que ha acudido un centenar de personas pertenecientes a los diferentes grupos laicales diocesanos, movimientos, grupos, asociaciones y laicos no asociados.

En este Año de la misericordia, el director de los ejercicios ha hecho un bellísimo estudio y se ha adentrado, en cuatro interesantes sesiones, desde la lectura atenta de la Palabra y el análisis y la evocación de imágenes, en el apasionante tema de la misericordia de Dios. El primer día compartió la reflexión sobre «Dios, Padre misericordioso, un Año para contemplar el misterio de la misericordia»; continuó con una segunda exposición titulada «Jesucristo el Hijo, rostro de la misericordia del Padre»; el tercer día prosiguió con «El Espíritu Santo, fuente de la misericordia del Padre»; y concluyó estas enriquecedoras enseñanzas con el tema de «La Iglesia, madre y hogar de misericordia» y «El Sacramento de la reconciliación». Tras cada una de las charlas, cada día hubo un rato dedicado a la adoración, contemplación y meditación personal ante el Santísimo Sacramento.

El jueves 25 de febrero concluyeron los ejercicios con la celebración de la Santa Misa y un agradable momento de convivencia en el que se compartieron algunas de las actividades diocesanas en curso. Desde la Delegación episcopal de laicos queremos agradecer de todo corazón a D. Julián el que nos haya mostrado con tanta claridad y humildad, sus enseñanzas, cuidado, acompañamiento, cercanía y generosidad.

Después de estos días de reflexión e interiorización, unidos en el Amor misericordioso y paciente del Padre, mirando el rostro de Jesucristo y con la fuerza del Espíritu Santo, en palabras de D. Julián, nos preguntamos: «Si no estamos unidos a Cristo ¿qué sentido tiene nuestra vida?».

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