El Administrador diocesano de Osma-Soria, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, «no queriendo alterar el funcionamiento de nuestra Diócesis en esta etapa de Sede vacante» decretó «confirmar en sus cargos a todos cuantos los poseyeran al quedar vacante la Diócesis, en las mismas condiciones, con las mismas facultades y obligaciones con las que venían desempeñándolas». Además, ratificó «el uso de licencias ministeriales» a los sacerdotes diocesanos y dispuso «que en las preces de la Santa Misa se incluya una petición implorando la designación de un nuevo Obispo para nuestra Diócesis».
El mismo día de su elección, en la carta de presentación a la Diócesis, agradeció al Colegio de consultores «la confianza que han depositado en mi persona para asumir este delicado ministerio» y aseguró confiar «en su amistad, competencia y sabiduría pastoral para llevar adelante esta noble tarea al servicio de la Diócesis». Tras pedir a los presbíteros diocesanos «que todos juntos podamos recorrer este tramo del camino que se abre ante nosotros en plena docilidad al Espíritu del Señor» y saludar a los religiosos y laicos, invitó a toda la Iglesia diocesana «a ponernos en espíritu de oración ante el Señor para invocar de Él, a través de la solicitud apostólica del Santo Padre, el don de un Pastor que sepa guiarnos en la caridad y en la verdad, de modo que nuestra Iglesia diocesana siga siendo Evangelio vivo en medio de la sociedad soriana».
Finalmente agradeció a Mons. Melgar Viciosa, Obispo oxomense-soriano en los últimos ocho años, haber guiado «con generosidad apostólica nuestra Diócesis durante los últimos ocho años. A él le he pedido que bendiga y rece por esta nueva responsabilidad que el Colegio de Consultores pone en mis manos, y que no se olvide de esta Diócesis nuestra que, anclada en la Tradición apostólica, quiere seguir siendo testigo de Jesucristo en medio del mundo».