El Papa invita a las HH. Clarisas de Soria a ser “oasis de paz y alegría” en la clausura del Año Jubilar

“Siguiendo el ejemplo de Santa Clara de Asís y de la Venerable Clara de la Concepción […] sean un oasis de paz y alegría en nuestro mundo y un ejemplo elocuente de los bienes eternos”. Es el deseo del Papa Francisco a las HH. Clarisas de Soria que hoy han clausurado el Año Jubilar con motivo de los 75 años de Exposición permanente de Jesús Eucaristía en su Monasterio.

Francisco ha querido hacerse presente en el acto de clausura y cierre de la Puerta Santa por medio de un hermoso mensaje enviado a través del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, y leído al final de la celebración por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Abilio Martínez Varea. Una ceremonia que arrancaba al mediodía y que ha estado presidida por el Arzobispo de Barcelona, el Cardenal Juan José Omella Omella; junto a él han concelebrado, entre otros, el prelado oxomense-soriano, los abades de Santa María de Huerta y Leyre así como medio centenar de presbíteros.

Los fieles de Soria abarrotaban las naves del templo, que lucía sus mejores galas, y recibían emocionados las palabras del Santo Padre que les impartía la Bendición Apostólica y se unía a la “acción de gracias al Señor por este tiempo de profundización en la fe y de búsqueda de un mayor acercamiento a los sacramentos, especialmente a la Reconciliación y a la Eucaristía”.

En su homilía, el Cardenal Omella daba gracias “por tantas gracias derramadas a lo largo de estos 75 años a través de esa presencia silenciosa, pero real, del Señor en el corazón de esta hermosa ciudad de Soria” y definía la Eucaristía como un “impresionante milagro de amor por nosotros, por toda la humanidad”. “Nos cuesta entender y aceptar esa humildad de Dios, esa pequeñez y fragilidad de verle presente en un trocito de paz, en la Eucaristía. Ante esa fragilidad y pequeñez no nos queda sino acoger, adorar y alabar. Y eso es lo que hacéis vosotras, Hermanas Clarisas, y eso es lo que hace la gente que viene a estar junto al Señor expuesto permanentemente”, proclamaba el Cardenal de Barcelona.

Según Mons. Omella Omella, “ante esa inmensidad de amor de Dios presente en la Eucaristía no queda sino adorar. Adorar que no es otra cosa que callar, contemplar en silencio, dejar que la mirada de Dios nos penetre. Porque, como dice muy bien san Juan de la Cruz, «el mirar de Dios es amar». Y, en esa adoración, Dios va haciendo su trabajo y nos va transformando. Y sentimos, aunque no lo sepamos expresar con palabras, el consuelo de Dios, la paz de Dios, el gozo infinito de ser hijos de Dios. Y, por eso, el otro movimiento que brota de nuestro corazón es la alabanza, la acción de gracias, el canto jubiloso”.

Y concluía: “Pidamos a Santa Clara que nos enseñe a mirar todo con ojos agradecidos porque todo es don, regalo de Dios, y que no perdamos el tiempo en criticar, refunfuñar y protestar o criticarlo todo. Y pidámosle también que no falten personas que sigan manteniendo esa hermosa actividad misionera que es la adoración permanente en el Monasterio. Que no falten en Soria centinelas en la noche del mundo sin luz que nos recuerden que la verdadera luz y el sentido de la vida se encuentran en Cristo, Pan vivo y verdadero, alimento de nuestras almas y verdadero fármaco de eternidad”.

Al finalizar la Santa Misa, el Cardenal Omella ha rendido un sencillo homenaje a la Venerable Madre Clara de la Concepción, promotora de la Exposición permanente de la Eucaristía en el Monasterio de Soria, depositando un centro de flores ante su sepulcro que conserva su cuerpo incorrupto. Hecho esto, junto con el Obispo de Osma-Soria, ha cerrado la Puerta Santa que, hoy hace un año, abría Mons. Martínez Varea.

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