Entrevista al sacerdote Juan I. Yagüe Durán, ecónomo de la Diócesis de Osma-Soria

El día 17 de noviembre se celebra el Día de la Iglesia diocesana. ¿Cuál es el lema elegido para este año y con qué finalidad se realiza esta campaña?

La Iglesia se ha hecho presente a lo largo de los siglos y hoy en día, a pesar de la creciente secularización, continúa realizando una amplia labor espiritual y social en beneficio de todos en cada ciudad, en cada pueblo de nuestra Diócesis. En el Día de la Iglesia diocesana recordamos que es la comunidad cristiana la que hace posible esta labor con su contribución económica. El sostenimiento económico de nuestras parroquias es una forma de contribuir a crear una sociedad mejor.

El lema de la Jornada de este año es «La Iglesia con todos, al servicio de todos». Se trata, por lo tanto, de una Jornada destinada a incrementar la pertenencia y corresponsabilidad eclesial en y desde la Diócesis. Esta corresponsabilidad se ha de concretar en una mayor disponibilidad para colaborar en todas las actividades de la Iglesia y en su financiación y sostenimiento económico. De este modo, el Día de la Iglesia diocesana conlleva una colecta imperada en todas las parroquias y comunidades de nuestra Diócesis y destinada a los fines propios de la Iglesia.

¿De dónde obtiene exactamente la Iglesia los fondos que maneja?

Las Diócesis españolas obtienen recursos económicos a través, básicamente, de cuatro vías: 1. De las aportaciones de los fieles a través del IRPF, es decir, del 0,7% de la cuota íntegra de los contribuyentes que expresamente manifiesten su voluntad marcando la casilla correspondiente en la declaración de la renta. Para su sostenimiento, la Iglesia no recibe nada de los Presupuestos Generales del Estado. Los contribuyentes eligen libre y voluntariamente, cada año, poner la X en la Declaración de la Renta. Esto supone, aproximadamente, un 25% del total de la financiación de la Iglesia. 2. De las aportaciones directas de los fieles, es decir, colectas, limosnas y oblaciones. 3. De los rendimientos del patrimonio eclesiástico, que supone una parte mínima, alrededor del 5% de los ingresos. 4. De la realización de otras actividades económicas entre las que pueden destacar las editoriales, librerías, colegios, hospitales, etc., el acceso a subvenciones públicas para programas de atención social y el acceso a fondos estatales o particulares para rehabilitación del patrimonio religioso y cultural.

¿Quién decide qué se hace con esos fondos, quién analiza las prioridades?

Cada Diócesis actúa, en el plano económico, de manera independiente, sin tener que rendir cuentas o ajustarse a normas que no sean las del Código de Derecho canónico. Pensar que las Diócesis son sucursales de la Conferencia Episcopal es desconocer totalmente la legislación y la organización de la Iglesia. Por lo tanto es cada Diócesis la que analiza y prioriza anualmente las diferentes intervenciones y distribución presupuestaria conforme a las necesidades particulares de cada Diócesis. Para eso existen los diferentes Consejos diocesanos formados por sacerdotes, consagrados y laicos que proponen al Obispo las múltiples actuaciones.

¿A qué se destinan concretamente los fondos que se recogen en la Diócesis de Osma-Soria?

Fundamentalmente al tema pastoral, es decir, a la catequesis, al culto, al funcionamiento de los templos parroquiales, conservación del patrimonio, etc. y a obras de caridad. El patrimonio también es una parte importante en la que invertimos gran parte del dinero. Y tenemos que estar muy agradecidos a las administraciones tanto locales como autonómicas y nacionales por la ayuda que nos prestan. La Diócesis administra ese patrimonio para el bien de la sociedad en definitiva.

¿Se ha notado un descenso del compromiso económico de los fieles con la Iglesia a raíz de la crisis?

Quiero destacar la gran generosidad por parte de los católicos sorianos. Creo que tenemos que tomar conciencia de que podemos ser aún más generosos pero el denominador común de estas colectas es que siguen manteniéndose a medida que avanzaba la crisis. Con la crisis se puede decir con toda rotundidad que ha crecido también la solidaridad; para mí personalmente la satisfacción es grande y eso se traduce no sólo en el número de iniciativas y de personas que se ponen en contacto con la Diócesis para colaborar sino que, desde el punto de vista económico, en estos momentos seguimos la misma tónica que en años anteriores. La sociedad soriana es muy sensible a la crisis.

¿Algunas palabras para animar a participar a todos en esta campaña de manera solidaria?

Desde aquí exhorto vivamente a todos los diocesanos y a todas las personas que valoran la labor de la Iglesia a que colaboren generosamente al sostenimiento de nuestra Iglesia diocesana de Osma-Soria. Ante todo es preciso resaltar la necesidad del apoyo económico a nuestra Iglesia diocesana para que pueda desarrollar su misión: la Iglesia está presente en los acontecimientos importantes de nuestra vida, en los momentos felices (bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio) y también en los momentos dolorosos (enfermedad, muerte). Defiende la dignidad de la persona humana como hijo de Dios. La Iglesia ayuda a los más necesitados de nuestra sociedad, como se está poniendo de relieve ante la crisis económica, a través de Cáritas, parroquias, casas religiosas, asociaciones y cofradías. Está presente en la cultura, la enseñanza y la educación en general. Ayuda a las misiones y la cooperación internacional. Nuestra Iglesia diocesana contribuye a la conservación y promoción del patrimonio cultural, histórico, artístico y documental nacido de la vivencia de la fe y puesto al servicio de la sociedad. Todo esto se hace con personas que, a causa de su fe, entregan su vida a los demás: sacerdotes, religiosos, miembros de vida consagrada y fieles laicos. Es así como la Iglesia contribuye a crear una sociedad mejor.

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