El domingo 24 de mayo, tras una larga enfermedad, fallecía el escolapio soriano Antonio Enciso Ojuel, a los setenta años de edad.
Había nacido el 9 de mayo de 1939 en Candilichera (Soria), en el seno de la numerosa y cristiana familia formada por Julián y Rosario, sus padres, en quienes encontró el aliento y el ejemplo para desarrollar su vocación a la vida sacerdotal y religiosa escolapia.
Comenzó el postulantado en Barbastro, en 1951; tres años después pasó al noviciado en Peralta de la Sal, donde hizo sus votos simples en 1955. Seis años más tarde, en Salamanca, donde se encontraba estudiando, profesó de votos solemnes en el Orden de las Escuelas Pías.
Aunque desarrolló su ministerio algún tiempo en Logroño y Zaragoza, la mayor parte de sus años como escolapio la pasó en Soria, donde fue destinado en 1971. En Soria permaneció el resto de los años hasta su muerte, con excepción del curso 1982-1983 en que ejerció como director del Colegio escolapio de Jaca.
Las ciencias exactas, en concreto las matemáticas, la dirección del internado y, sobre todo, la música fueron el alma de su trabajo y dedicación. En este último campo es de reseñar el gran trabajo realizado con su querida Coral «Extremadauri», a la que quiso entrañablemente.
Su funeral, presidido por el provincial escolapio, se ha celebrado hoy, lunes 25, en la Parroquia de «Nuestra Señora del Pilar», asistiendo al mismo varias decenas de sacerdotes diocesanos y escolapios, numerosos fieles de la parroquia, familias cercanas al Colegio y miembros de su Comunidad educativa.