La Iglesia celebra el domingo 3 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada pro orantibus, destinada a que todos los fieles conozcan más la vida contemplativa y recen más por tantos y tantas que, en el silencio y la ocultación del claustro, entregan la vida diariamente por la Humanidad. Con este motivo, Iglesia en Soria ha querido entrevistar al hermano Israel Mª, monje cisterciense de Santa María de Huerta, y a Sor Vianney Mª, monja concepcionista de Ágreda.
¿Cuál es vuestro carisma particular?
Fr. Israel, ocso: Nuestro carisma se resume en esta frase lapidaria: «ora et labora», es decir, oración y trabajo. Nuestra jornada se halla jalonada por momentos de oración y por el trabajo manual, como prolongación de esos «momentos fuertes» de oración. En el trabajo intentamos vivir esa «memoria Dei» (recuerdo de Dios). Buscamos vivir todo el día en la presencia de Dios.
Sor Vianney Mª, oic: Somos una Orden contemplativa monástica, fundada en el siglo XV por Santa Beatriz de Silva, quien fue inspirada por Dios a desposarse con Jesucristo, nuestro Redentor, venerando el misterio de la Inmaculada Concepción de María. La concepcionista, celebrando la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios, se compromete a vivir sus mismas actitudes en el seguimiento de Cristo.
¿Cuánto/as hermano/as sois en el monasterio? ¿Cómo es un día en vuestra vida cotidiana?
Fr. Israel, ocso: En nuestra comunidad somos 26 hermanos (en Santa María de Huerta, 19; 5 en una fundación que estamos haciendo en Toledo; el resto en otros lugares temporalmente -Marruecos, Arnedo, etc.- al servicio de la Orden)
Nuestro día comienza a las 4,40; a las 5 tenemos Vigilias (primer momento de oración de la Liturgia de las horas), seguido por media hora de oración personal y una hora de Lectio divina (lectura orante de la Palabra de Dios) A las 7,15 nos reunimos de nuevo en la capilla para la oración de Laudes y la Eucaristía. A las 8,15 tenemos el desayuno. A las 9, oración de Tercia. Luego a las 9,15 vamos a trabajar hasta la 13,00 (cada hermano tiene un trabajo, asignado como servicio a la comunidad). A las 13,30 tenemos la oración de Sexta, a la que sigue la comida (en silencio, mientras un hermano lee). A las 15,30 rezamos la oración de Nona.
La tarde comienza con otro momento de lectura espiritual desde las 15,45 a las 16,30. Seguidamente los hermanos en formación comenzamos nuestro momento de estudio, hasta las 18,45 que rezamos Vísperas (los hermanos que ya no están en la formación inicial, tienen de nuevo trabajo desde las 17 a las 18,15 h). Tras este momento de formación y trabajo, nos reunimos de nuevo en la capilla para la oración de Vísperas y la oración personal. A las 19,45 cenamos y a las 20, 25 tenemos el capítulo (reunión comunitaria); finalizamos el día con la oración de Completas y el canto de la Salve Regina a las 20,45.
Sor Vianney Mª, oic: Somos doce (once hermanas -nueve profesas solemnes y dos junioras o profesas temporales- y la número doce, la Abadesa: la Virgen María; así lo dispuso la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda, fundadora de este monasterio)
¿Un día en nuestra vida cotidiana? ¡Muy sencillo! No hacemos cosas extraordinarias: nos afanamos en la cocina, las limpiezas, las tareas de la huerta y del jardín, preparar los pedidos de libros, artículos y reliquias de la Venerable, etc. Unido a esto hacemos lo que es propio de nuestra vida contemplativa y lo que nos pide la Iglesia: el rezo de la Liturgia de las Horas, dos horas de oración personal y de adoración al Santísimo Sacramento, etc. Nuestro día, en su mayor parte, está dedicado a la oración. Ahora bien, para nosotras el trabajo también es oración pues la concepcionista «trabaja fiel y devotamente», como dice nuestra Regla. Eso sí, la Eucaristía es el centro y la cumbre de nuestro día. Es el encuentro de amor diario con Aquél que nos ama y nos ha elegido como sus esposas y como intercesoras por nuestros hermanos… ¡gran misión en vasos de barro tan frágiles!
Junto a esto podríamos decir que dos actos de comunidad son fundamentales en la vida fraterna de la casa: el recreo y la formación permanente. En el recreo compartimos nuestro día, hablamos, reímos, comentamos las noticias, etc. Es un tiempo para estar todas juntas, unidas. No puede faltar ninguna hermana. La formación permanente nos ayuda a crecer a nivel espiritual y a nivel humano; los temas suelen ser muy variados y siempre acordes a lo que nos puede ayudar en nuestra relación con Dios y con los hermanos.
¿Qué puede aportar hoy a la Iglesia la vida consagrada? ¿Qué puede aportar a la nueva evangelización?
Fr. Israel, ocso: La vida consagrada desea estar dedicada solamente a vivir la dimensión bautismal, sin aditivos, a vivir en la clave del «ser de Dios» poniendo en primer lugar los valores fundamentales y dejando que las demás tareas, todas ellas necesarias, reciban la luz de estar dedicados a la vida contemplativa.
En la tarea de la nueva evangelización, el consagrado habla con su vida, con su entrega a veces silenciosa en medio de un claustro, demostrando que la oración apoya la tarea de los que están en primera línea, en vanguardia. La oración apoya de una forma misteriosa pero a la vez fecunda, para que la fe sea acogida en nuestro mundo actual.
Sor Vianney Mª, oic: ¿Lo que podemos aportar a la nueva evangelización? Además de la oración, sin duda, nuestro testimonio de mujeres creyentes. Hoy se necesitan testigos, signos creíbles.
Hoy, como ayer, la vida contemplativa ayuda con su vida escondida, aparentemente infructuosa para algunos, y con su oración incesante y sus sacrificios «a que otros edifiquen la Iglesia y ella misma la edifique», como afirmaron los Obispos de la CEE. La Iglesia es, en su esencia, contemplativa. La Iglesia necesita de nuestra oración continua. Es lo que hacia Moisés cuando el pueblo de Israel luchaba contra Amalec: mientras Moisés tenía los brazos alzados, Israel triunfaba; cuando los bajaba, perdían la batalla. Pero Moisés no podía solo, también necesitaba de Aarón y Jur. Es Dios mismo quien nos impulsa y nos sostiene en nuestra misión.
El lema de la Jornada pro orantibus de este año es «Contempladlo y quedaréis radiantes». Fr. Israel ¿es posible ser feliz sólo estando con el Señor, contemplando su Rostro en la oración, entregando la vida a orar por todos sin desfallecer?
Fr. Israel, ocso: ¡¡¡Por supuesto!!! La felicidad se halla solamente en la entrega generosa de la vida, tomando conciencia de estar construyendo un mundo mejor; eso sí, todo desde el contacto directo con el Señor, sabiendo que de ahí brota el amor y todos los grandes ideales de los que el hombre moderno está sediento y que necesita para ser feliz. El ser humano necesita tener momentos de oración y ¡no sólo momentos! Necesita vivir toda la jornada en un constante diálogo con Dios; sólo así se puede ser feliz. Al menos ése es el camino que yo he encontrado para serlo.
Sor Vianney Mª, oic: Sí, es posible. Es más, el ser humano sólo es feliz cuando tiene un encuentro definitivo con Dios. Cuando Moisés subía a la montaña a hablar con el Señor su rostro resplandecía y se cubría con un velo. Nosotros no necesitamos cubrirnos, «porque reflejamos como un espejo la gloria del Señor» (2 Co 3,18) Contemplar su Rostro es lo que anhelantes deseamos cada mañana al levantarnos: «Tu Rostro buscaré, Señor, no me escondas tu Rostro» (Sal 27) Cuando tienes una experiencia profunda del amor de Dios en tu vida, cuando te sabes amada y perdonada en medio de tu pecado y tu nada, que Alguien se haya fijado en ti sin merecerlo sólo puede ser causa de agradecimiento y profundo amor.