La Diócesis participa en las XXXVIII Jornadas nacionales de delegados de pastoral de la salud

Como nuevo delegado episcopal de pastoral de la salud en nuestra Diócesis, he tenido la oportunidad de participar en las Jornadas de delegados de esta área de la pastoral celebradas en Madrid del 23 al 26 de septiembre y que han tenido por objeto reflexionar sobre la fe y la caridad bajo el lema «También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16).

Las Jornadas se han desarrollado en un ambiente de comunión y han sido una invitación a vivir con intensidad la experiencia de relación con Cristo, expresión máxima de la «caridad» de Dios. Una experiencia que es personal pero sostenida en la vida por la comunidad con la oración y los sacramentos. Las jornadas se han desarrollado en torno a tres ejes vertebradores: oración y celebración de la fe, la reflexión por medio de tres ponencias, y el compartir por medio del diálogo en grupos, el compartir experiencias y la música de Rogelio Cabado (cantautor de la Diócesis de Zamora), respondiendo así a los tres objetivos de las jornadas: 1. Reflexionar sobre la fe y la caridad como experiencia personal del amor de Dios que nos ha salvado en Cristo; 2. Cultivar y animar la experiencia de Dios en la Pastoral de la Salud; y 3. Convivir y unir fuerzas para el compromiso pastoral.

La primera ponencia, con el título «Fe y caridad en el mundo de la salud» fue desarrollada por Juan Luis Martín Barrios, director del Secretariado de la Comisión de pastoral de la CEE, quién después de desarrollar qué aporta la fe al hombre y la mujer del S. XXI, de presentar y repasar la fe y la caridad en el Catecismo de la Iglesia Católica y de interrogarnos ¿qué es la fe? ¿qué es la caridad? ¿qué es la salud?, nos ofreció cuatro pistas para desde la parábola del buen samaritano: 1. Apertura de los sentidos para darnos cuenta del dolor; 2. Flexibilidad y disponibilidad para renunciar a los propios proyectos y desplazarnos para poner al herido en el centro; 3. Cultivar la ascética de presente, ya que el samaritano está entero en el ahora; y 4. Capacidad de una conducta alternativa desde la gratuidad.

La segunda ponencia, ofrecida por Juan Manuel Álvarez Maqueda, delegado de pastoral de la salud de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, llevaba por título «La dimensión comunitaria de la vivencia de la fe y el ejercicio de la caridad en el mundo de la salud»; nos sirvió para recordar los rasgos significativos para la vivencia de la fe en el Magisterio pontificio reciente. Al mismo tiempo nos presentó un desarrollo histórico de la pastoral de la salud tanto en torno al Beato Juan Pablo II, que vertebró y dinamizó esta pastoral como servicio organizado de la Iglesia hacia los más débiles, así como la labor realizada en la Iglesia en España en este campo. Al final lanzó una serie de preguntas incidiendo en como renovar la pastoral de la salud, tanto en las Diócesis como en las parroquias.

En la tercera ponencia, «Actitudes cristinas ante la crisis», José Luis Segovia Bernabé, director del Instituto superior de pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca, realizó un análisis profundo de la crisis sistémica, del modelo de desarrollo y su incidencia en la precarización de los derechos humanos y el derecho a la salud. Conducidos por la Doctrina Social de la Iglesia analizó el capitalismo materialista productivo y el capitalismo especulativo, señalando la necesidad de recuperar la dimensión antropológica. Indicó algunos desafíos como los derechos humanos que la crisis precariza, el de la sostenibilidad del modelo, la salud mental, la necesidad de vincular la dimensión sanitaria con la dimensión social. Terminó señalando algunas actitudes necesarias hoy: 1. La audacia del saber pues al Dios cristiano se le reconoce por la justicia y el mundo como como lugar donde Dios se ha revelado; 2. Ponernos siempre al lado de las víctimas, nuestro sitio es al pie de la Cruz; 3. Ejercer la promoción de los derechos humanos; y 4. Articular la dimensión bio-psico-social.

La claridad y la profundidad de las ponencias, el ambiente de oración y reflexión, la experiencia de analizar y compartir, nos unieron a todos los delegados en un ánimo renovado de reconocer la presencia del Dios-Amor en medio de los que sufren, de los enfermos, de sus familias, del personal sanitario, y tomar aliento para dinamizar en nuestras Iglesias diocesanas la pastoral de la salud.

José Antonio Encabo Yagüe

Delegado episcopal de pastoral de la salud

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