La Diócesis vibra con la Ordenación presbiteral del misionero Javier Martínez Rodrigo

La Parroquia de El Salvador (Soria) era testigo -en la tarde del sábado 26 de enero- de la Ordenación presbiteral del misionero javeriano F. Javier Martínez Rodrigo, natural de Ólvega y que cursó sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario diocesano de El Burgo de Osma. Centenares de personas quisieron acompañar al joven neopresbítero con su presencia y oración en la ceremonia que dio comienzo a las seis de la tarde y que presidió Mons. Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria.

Con el Obispo oxomense-soriano concelebraron, entre otros, el provincial regional de los misioneros javerianos, Mario Carmelo Mula; el tío del ordenando, Pedro Rodrigo Santos; el vicario general, Gabriel-Á. Rodríguez Millán; o el párroco de El Salvador, Mario Muños Barranco. Cuarenta sacerdotes más, diocesanos y misioneros javerianos, participaron también en la ceremonia de Ordenación.

Después de las lecturas de la Palabra de Dios, el superior provincial llamó a Javier y solicitó al Obispo la Ordenación, expresando la idoneidad del candidato. A continuación, Mons. Melgar Viciosa dirigió la homilía en la que no faltó la felicitación «por la valentía» al ordenando y la gratitud «a los padres de Javier, en cuyo amor nació este precioso misterio de la vocación sacerdotal de su hijo». Tras unos momentos de silencio, Javier se colocó ante el Obispo y emitió sus promesas como elegido al ministerio sacerdotal; se entonaron las letanías y Javier se postró en el suelo poniendo toda su vida en las manos de Dios y en la compañía de los santos.

Terminada la invocación a los santos, el Obispo impuso sus manos sobre la cabeza de Javier, signo que repitieron todos los sacerdotes a continuación; luego, Mons. Melgar Viciosa pronunció la oración de Ordenación presbiteral. Terminada la oración, el neopresbítero fue revestido por dos sacerdotes (uno de ellos, su tío) con la estola al estilo presbiteral y la casulla. El rito de la Ordenación concluía, a continuación, con tres bellos gestos: el Obispo ungió las manos del nuevo sacerdote y le entregó la patena junto con el cáliz; finalmente, el Obispo y todos los presbíteros presentes (como símbolo de la acogida en el colegio presbiteral) abrazaron con emoción a Javier. A partir de este momento, Javier se colocó a la derecha del Obispo para el resto de la Santa Misa.

Antes de que Mons. Melgar Viciosa impartiese la bendición, tomaron la palabra el superior provincial de los javerianos y el neopresbítero para dirigirse a los presentes. La Santa Misa concluyó y todos, empezando por el Obispo diocesano, pasaron ante Javier para besar sus manos sacerdotales recién ungidas por Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

La tarde de profunda alegría para la familia javeriana, para la familia del neopresbítero y para toda la Diócesis concluyó con un ágape fraterno en la cripta de la parroquia de El Salvador.

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