Misión del laico en la nueva evangelización

El viernes 24 de febrero tuvo lugar la segunda conferencia del ciclo que -entorno a la nueva evangelización- ha organizado la Diócesis de Osma-Soria y la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

Alrededor de 100 personas se acercaron al Cine Roma, de la Casa Diocesana, para escuchar la conferencia titulada «Misión del laico en la nueva evangelización». A lo largo de una hora, el secretario nacional de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), Juan Caamaño Aramburu, disertó sobre la estrecha relación entre el laico, su misión y la nueva evangelización. Dividió su intervención en dos partes, en la primera trató del significado del término «nueva evangelización» en Benedicto XVI y en la segunda expuso sus reflexiones personales sobre los cambios que se deben realizar en los laicos para poder llevar a cabo la nueva evangelización.

El ponente estableció una clara diferencia entre la manera de poner en práctica la idea de «nueva evangelización» propugnada por Juan Pablo II y la propuesta por Benedicto XVI: mientras que el Papa beato tuvo la idea, sin embargo no dio unas directrices claras de actuación; por el contrario, el Papa actual ha tomado medidas para llevarla a cabo: la creación de un Dicasterio para la nueva evangelización, el Sínodo de Obispos el próximo mes de octubre, las constantes referencias a la misma en sus homilías y en las diversas intervenciones públicas, etc.

Caamaño Aramburu estableció tres rasgos fundamentales en el concepto de nueva evangelización propugnado por Benedicto XVI: en primer lugar, va dirigida a los cristianos que han perdido la fe como consecuencia de la secularización que ha entrado en la Iglesia; la segunda característica es la constante preocupación por la vivencia de la fe («nos falta experiencia de la bondad de Dios» afirma el Papa); y, en tercer lugar, el modo en que trasmitimos la fe («la fe se vive si se está enamorado de Cristo» afirma Benedicto XVI en «Porta fidei»).

La segunda parte de la intervención la comenzó recordando a Juan Pablo II, que afirmaba que la nueva evangelización deber ser desarrollado «con nuevo ardor, con nuevos métodos y con nuevas expresiones». El ponente afirmó que esta afirmación del Papa Juan Pablo II implica un cambio personal, una renovación espiritual y la superación de algunos fallos: «el tipo de cristianismo que manifestamos es sociológico, moral pero no visibiliza una nueva manera de vivir»; «dedicamos mucho tiempo a los problemas secundarios de nuestra religión, primamos la dimensión horizontal frente a la vertical: nuestra relación con Dios»; «nos falta formación adecuada para poder dar razón de nuestra esperanza»; «debemos darnos cuenta de que tenemos una responsabilidad con los no creyentes»; «necesitamos incrementar nuestra vida de oración tanto personal, comunitaria como litúrgica»; «debemos evitar la tentación de lo inmediato; la nueva evangelización debe ser como la parábola del sembrador: se siembra con el testimonio, se riega con la oración y luego uno se va a dormir; ahora es el momento de la siembra, no sabemos si es el de la cosecha».

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