Ochenta presbíteros renuevan sus promesas sacerdotales en la Santa Misa Crismal

En la mañana de hoy, 20 de abril, Miércoles Santo, en la puerta del Triduo Pascual, la Iglesia que peregrina en Osma-Soria ha celebrado, como acto central de la jornada, la Santa Misa Crismal en la S. I. Catedral de El Burgo de Osma a las doce de la mañana.

La solemne concelebración eucarística ha estado presidida por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa. Con él han concelebrado ochenta sacerdotes, la práctica totalidad del presbiterio diocesano, además de algunos religiosos.

En el transcurso de la celebración todos los presbíteros presentes han renovado, junto a su Obispo, las promesas hechas el día de su ordenación sacerdotal.

En su homilía, el Obispo de Osma-Soria ha exhortado a los presbíteros diocesanos «a vivir y sentir -en el corazón y en la vida- esta comunión afectiva y efectiva con los demás sacerdotes y con el Obispo» para renovar «nuestra entrega al servicio de la misión recibida del Señor de extender por el mundo entero la Buena Noticia de Jesús, para que el mundo crea y se salve».

Mons. Melgar Viciosa ha recordado a los sacerdotes que «hemos sido elegidos por el Señor para actuar en su nombre; su elección no ha sido fruto de nuestra gran valía sino puro don y regalo suyo, fruto de su amor y de su predilección por nosotros. Este amor y predilección de Cristo son los que nos hace creer en la fuerza de nuestro sacerdocio».

Al reflexionar en sus palabras sobre los Óleos y el Crisma, el Obispo diocesano ha indicado a los presbíteros: «nuestro trato asiduo con el Óleo de los catecúmenos debe marcarnos con el don de la fortaleza, de la resistencia (…) sintiéndonos fuertes y fortificados para superar las dificultades que encontramos en nuestro ministerio. No estamos solos ni actuamos por libre: con nosotros está el Señor que nos acompaña siempre […] El Óleo de los enfermos debe comprometernos a ser bálsamo en la vida doliente de tantas personas de nuestro mundo, testigos de la misericordia, defensores de la vida (…) alivio en sus penas y esperanza de vida eterna […] El Crisma con el que hemos sido ungidos debe actualizar nuestra condición de sacerdotes, de elegidos, de ungidos, investidos y enviados por el Señor, y debe actualizar nuestro compromiso de mantener un estilo de vida que trasluzca que  vivimos en contacto constante con lo sagrado, con el Ungido de Dios, con Cristo, el Señor».

Antes, a las once de la mañana, los sacerdotes diocesanos estaban convocados a participar en la celebración del Sacramento del perdón que presidió Mons. Melgar Viciosa en la capilla de Santo Domingo del Seminario diocesano.

Al finalizar la Santa Misa todos los presbíteros presentes han compartido una comida de hermandad en los comedores del Seminario diocesano.

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