El jueves 6 de febrero a las siete y media de la tarde, en el Salón de actos del edificio de usos múltiples de la Junta de Castilla y León, en Soria, el teólogo y profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Juan Pablo García Maestro, iluminó con sus palabras el sentido de la LV Campaña contra el hambre de Manos Unidas que este año se celebra bajo el lema «Un mundo nuevo, proyecto común».
García Maestro, religioso y sacerdote de la Orden Trinitaria, hombre de intensa vida intelectual y académica, por largo tiempo capellán de emigrantes y de la cárcel, sacerdote en una parroquia de Aluche en Madrid, combina todas sus facetas en su pasión por vivir una Iglesia encarnada en la vida. En esta inteligente, clara e inspirada intervención, presentada por el delegado episcopal de Manos Unidas en Soria, Raúl Stoduto García, y acompañado por el Vicario episcopal de pastoral, Ángel Hernández Ayllón, García Maestro realizó una acertada explicación e interpretación del significado del lema elegido por Manos Unidas.
Su exposición se estructuró en tres partes: en la primera expuso las tesis centrales del documento base de Manos Unidas para el presente año 2014; en la segunda, realizó una reflexión teológica sobre el documento; en la tercera, trazó las líneas de acción que, a su parecer, deberían comprometer a nuestras comunidades cristianas en la erradicación del hambre y la justicia en el mundo. Con su inmenso bagaje intelectual, y apoyándose en varios documentos papales (Caritas in veritate de Benedicto XVI, Populorum progressio de Pablo VI, Gaudium et spes del Concilio Vaticano II y Evangelii gaudium de Francisco, entre otras) y citando las obras de innumerables teólogos (desde los Santos Padres hasta Henri De Lubac, Johann Baptist Metz, Gustavo Gutiérrez o Francis Torralba, citando suras del Corán o trayendo a la audiencia reflexiones de Gandhi) propuso el dejarnos guiar por una «lógica del don» que nos lleva a producir dos de los grandes valores que Cristo ha aportado al mundo: la esperanza y la fraternidad.
Como punto de partida de la charla, la esperanza, que nos abre a Dios y que nos hace tener la certeza de un mundo que va a tener un final, un final justo, donado por un Padre común que nos hace hermanos. Y este anhelo, esta esperanza sólo es posible desde la fraternidad. Recordó García Maestro en palabras recientes del Papa Francisco que la causa de la pobreza en el mundo es la falta de fraternidad y, por lo tanto, desde un mundo globalizado que nos hace más cercanos pero no más hermanos y dominado por una sociedad del descarte en la que millones de personas quedan excluidas y despreciadas, sólo el caminar desde la fraternidad puede llevarnos a crear un mundo nuevo entre todos.
García Maestro, dejando claro con rotundidad que otro mundo es posible desde Jesús, que se hizo pobre para salvar a los pobres, hizo también una apelación a las demás grandes religiones y a las personas que no profesan ninguna religión en ese proyecto común por un mundo mejor, más justo y en paz. Expresó su certeza de que la pobreza es algo que Dios no quiere, hecho que deja permanentemente claro en la Biblia, y con las palabras de Bartolomé de las Casas de que «pobreza es morir antes de tiempo» recordó cómo en muchos países del mundo se muere siendo niño, en la infancia, por la más absoluta carencia de todo… se muere antes de tiempo.
También hizo mención el ponente de la importancia de la familia en esta búsqueda de la fraternidad e hizo un llamamiento al fomento de la cultura de la familia, red social de amor en la que aprendemos a ser hermanos, a convivir en la diferencia, a conocer la fe, a acogernos, cooperar, dialogar, respetarnos. Resaltó, a su vez, la necesidad de la interculturalidad, donde el valor y la dignidad de todas las culturas estén al mismo nivel y se fomente una conciencia de igualdad entre todos.
Este reto por dar de comer al hambriento, de optar siempre por los pobres, de mentalizarnos de que somos responsables unos de otros, de salir del aletargamiento y de la neutralidad y apatía, de pedir una clase política y dirigente honrada y que luche por el bien también conlleva, según García Maestro, la exigencia de un nuevo impulso del pensamiento que nos ayude a entender lo que significa ser «familia en el mundo». Un mundo en el que lo que prime sea el paliar el sufrimiento de otro y no cubrir nuestros propios intereses. Un mundo, construido entre todos, en el que nuestra conciencia nos haga mantenernos siempre al lado de las víctimas de la historia y moviéndonos en busca de la verdad, desde nuestro convencimiento como cristianos de que Dios cumple sus promesas y sólo quiere el Bien para toda la Creación.
Cuando concluyó su brillante disertación, García Maestro animó a los asistentes a que realizaran preguntas y lanzaran aportaciones a las ideas que él había expuesto, consciente de que sus palabras son tan sólo pautas y que el verdadero fruto reside siempre en el compartir y el dialogar.
Ángel Hernández Ayllón
Vicario episcopal de pastoral