En la mañana de hoy, en la celebración que ha tenido lugar en la iglesia el Convento de los PP. Carmelitas, de la ciudad de Soria, el joven Fr. David María Alarcón Losa del Sagrado Corazón (nacido hace veintiocho años en Socuéllamos, en La Mancha) ha emitido su profesión solemne según las Constituciones de la Orden de los Hermanos Descalzos de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (Padres Carmelitas) fundada por Santa Teresa de Jesús.
En la profesión solemne se emiten tres votos con propósito firme de ser cumplidos y vividos durante toda la vida: voto de pobreza, voto de castidad y voto de obediencia entregándose «de todo corazón a esta familia fundada por Santa Teresa, para, con la ayuda del Espíritu Santo y el auxilio de la Madre de Dios, conseguir la perfecta caridad al servicio de la Madre Iglesia», según el mismo joven ha afirmado.
La Santa Misa, que ha dado comienzo a las doce de la mañana, ha estado presidida por el Provincial de los PP. Carmelitas, fray Pedro Tomás Navajas. Junto con el superior de la Provincia carmelitana han concelebrado la Eucaristía una treintena de sacerdotes carmelitas junto con otros presbíteros diocesanos. Así mismo han asistido, junto a un numerosísimo grupo de fieles, entre los que se encontraban los padres y muchos amigos del neo-profeso, más de una veintena de jóvenes frailes carmelitas de toda España.
Después de la proclamación del Evangelio, momento en el que ha comenzado el Rito de la profesión solemne, el profesando ha sido presentado al Provincial quien le ha preguntado por su intención.
Tras la homilía del Provincial, ha tenido lugar el interrogatorio a David sobre su propósito de «consagrarse a Dios más estrechamente por la Profesión solemne» así como sobre su voluntad «de abrazar y guardar hasta la muerte la misma vida de castidad perfecta, obediencia y pobreza (…) observando la Regla de los Hermanos de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo».
Uno de los momentos más emotivos, antes de la consagración del neo-profeso, ha tenido lugar cuando han sido cantadas por toda la asamblea las letanías de los santos. Terminada las letanías, David ha leído la cédula de profesión y, sobre el altar, la ha firmado. Hecho esto, el profeso se ha arrodillado ante el Provincial que ha recitado sobre él la oración de bendición y consagración.
El rito de la profesión, tras el que la Eucaristía ha continuado como de costumbre, ha terminado con la ratificación pública, en boca del Provincial, de que David había sido incorporado definitivamente a la Orden.