Semana diocesana de la vida

En torno a la Jornada de la vida, que este año celebra la Iglesia el 8 de abril con el lema “La vida, buena noticia”, las Delegaciones diocesanas de familia y vida y la de la salud y tercera edad organizaron, del 9 al 14 de abril, la «Semana de la vida”, con el siguiente programa:

9 de abril. Mesa informativa por la mañana en El Collado (junto al Casino).

10 de abril. Mesa redonda sobre el tema «La familia y el cuidado al final de la vida» en la Casa Diocesana.19.30h. Con la intervención de la Dra. Teresa Martínez, la Dra. Miryam Bueno y el testimonio de Edurne García.

12 de abril. Testimonios en el Casino Amistad “Numancia”. 19.30h. Testimonios de Manuel Palomar Hernández: «Lo que aprendí acompañándote», Mercedes Revilla Andía: «Me regalaste, el poder cuidarte», Dessiree Gallego Marqués: «Os fuisteis al Cielo y nos dejasteis el regalo de cuidaros» y Marian Vega Gómez: «Fue un regalo cuidarte»

14 de abril. Misa en la Parroquia de Sta. María La Mayor a las 13.00h. Presidida por el Sr. Obispo.

Reflexión de las Delegaciones de familia y vida y de la salud y tercera edad, convocantes de esta semana:

¡Ha Resucitado! ¡Aleluya!, ¡Aleluya! Para hablar de la Vida y de la Muerte es necesario comenzar por lo que hace poco aconteció entre nosotros: la Muerte y la Resurrección del Señor. Él sufrió la peor de las muertes: la crucifixión. Lo maravilloso es que resucitó al tercer día para darnos vida, venciendo a la muerte.

Ante esta muerte y resurrección todo cobra sentido: la muerte es sólo el paso para la vida donde el dolor, la soledad y la amargura han sido vencidos por el Hijo del Dios, que ha resucitado.

Pero, en el mundo de hoy, no todos conciben la muerte y la vida así; desde principios del siglo XX, el hombre pasa a ser definido como pura materia y para alguno una mera experimentación; la muerte es desterrada y ante ella se desfigura todo tipo de esperanza; ya no se muere en casa rodeado de los tuyos, incluso de los niños; sino en el hospital o en una residencia. Los conceptos cambian al abandonar a Dios. Pero la realidad que surge es otra: el hombre se encuentra vacío, y la enfermedad, el sufrimiento y la muerte son su asignatura pendiente.

Los que creemos en Jesucristo tenemos la obligación de cambiar este mundo, empezando por dar visibilidad a lo que creemos. No podemos desconocer cuáles son los maravillosos medios que la propia ciencia tiene para calmar el dolor, los síntomas refractarios y sedar cuando el paciente ya entra en la agonía o está ya en el final. Y acompañado por sus seres queridos traspasa el umbral de la vida a la Vida, que es la muerte. Tenemos que divulgar con más fuerza que nunca qué son los cuidados paliativos, a quiénes van destinados y todo el increíble abanico que se abre cuando alguien ingresa en estas unidades o éstas se trasladan a los domicilios de estos pacientes. En este sentido ha sido crucial la aportación de la doctora inglesa Cecily Saunders, que trabajó desde 1963 hasta el final de sus días para controlar el dolor y los demás síntomas desagradables. En la actualidad, no hay lugar en el mundo, por recóndito que sea, donde no esté su filosofía y/o una unidad de paliativos. Por ello, entre los actos programados para la Semana de la vida se encuentra una mesa redonda sobre el tema de los cuidados paliativos, con el título «La familia y el cuidado al final de la vida» y con la intervención de la Dra. Teresa Martínez, la Dra. Miryam Bueno y el testimonio de un familiar, Edurne García.

El tema del viernes 12 en el Casino Círculo Amistad Numancia se centró en el cuidado desde la familia, con los testimonios de cuidado de Manuel Palomar Hernández, Mercedes Revilla Andía, Desiree Gallego Marqués y Marian Vega Gómez. Impactantes testimonios de acompañamiento a un joven amigo, a una hermana, a un abuelo o a un esposo, con un denominador común: el cuidado desde el amor y el respeto, la mejor manera de definir y demostrar la dignidad de ser humanos.

El domingo 14 de abril se celebró la eucaristía en la Parroquia de Santa María La Mayor, presidida por el Sr. Obispo. En su homilía, D. Abilio agradeció a las Delegaciones de familia y vida y de pastoral de la salud y tercera edad el haber dedicado esta semana a poner de manifiesto el compromiso cristiano con la defensa de la vida, centrándose en el tema del cuidado en la enfermedad y en los últimos momentos de la vida. Además transmitió con firmeza la idea de que la vocación del cristiano es la defensa de la vida en toda circunstancia, desde el testimonio y la fe, fundamentándonos en la certeza de la Resurrección. Jesús venció a la muerte y nos dio vida. Por ello, concluyó con las palabras del lema de la Jornada de la Vida de este año, la vida es buena noticia.

 

Comparte esta noticia
Facebook
X.com
LinkedIn
WhatsApp
Email