Tiempo de Cuaresma

Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:

«En el tiempo favorable te escuché,

en el día de la salvación te ayudé».

Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación (2Co 6, 1-2)

Comenzamos el tiempo de Cuaresma, un tiempo de conversión que comienza con el miércoles de ceniza; un camino de cuarenta días que nos llevará al triduo pascual, memoria de la pasión, muerte y resurrección del Señor, centro del misterio de nuestra salvación. Cuarenta preciosos días para estar atentos a lo que Dios nos dice en su Palabra, para detenernos, mirar hacia adentro y despojarnos de lo que nos aleja de Dios en nuestras vidas. La Iglesia nos propone tres prácticas para ayudarnos a vivir con intensidad la Cuaresma: el ayuno, la oración y la limosna. Con ellas nos aseguramos la libertad con respecto al mundo, la relación con Dios y la caridad al prójimo. En esta clave es como encontraremos el espacio de gracia más propicio para nuestro crecimiento en Cristo. 

En su mensaje para la Cuaresma de este año, el Papa Francisco nos recuerda que la cuaresma es un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad: “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”.

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