Viaje del Seminario a Roma en el Año de la fe

Con motivo del Año de la fe tuvo lugar en Roma, del 4 al 7 de julio, el Encuentro de seminaristas, novicios, novicias y jóvenes en camino vocacional bajo el lema «Confío en ti»; al mismo asistimos más de 6.000 jóvenes provenientes de 66 países. De nuestra Diócesis de Osma-Soria participamos dos formadores del Seminario, un joven y yo.

Llegamos a la Ciudad Eterna el jueves día 4; esa misma tarde pudimos participar en uno de los actos más significativos del programa: la peregrinación a la tumba del Apóstol Pedro y la profesión de fe de todos los participantes ante el sepulcro del pescador de Galilea. La peregrinación arrancó en los jardines del Castel SantAngelo; desde allí fuimos en procesión a lo largo de la Via della Conciliazione hasta la Plaza de San Pedro, donde cada uno en su propio idioma, en comunión con toda la Iglesia, realizamos la profesión de fe. A continuación accedimos a la Basílica de San Pedro, hasta la tumba del Apóstol, para confiar al Señor nuestro deseo de seguirlo y de entregarle toda nuestra vida. El programa del día concluyó con la reflexión que dirigió el Cardenal Comastri a quienes allí nos congregamos.

El viernes estuvo dedicado a la formación con las catequesis en distintos grupos lingüísticos con un tema común: la vocación en la enseñanza del Concilio Vaticano II. De entre las varias catequesis en español participamos en la que se realizaba en la iglesia del Santo Spirito in Sassia, impartida por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González; el prelado realizó un recorrido a través de los principales textos emanados del Concilio destacando en ellos las claves vocacionales. Tras la catequesis, tuvimos la celebración de la Santa Misa en la misma iglesia. La tarde del viernes la dedicamos a la visita a algunos lugares sagrados, entre ellos la Basílica de San Pablo Extramuros donde pudimos orar ante el sepulcro del Apóstol Pablo. El día concluyó con una fiesta en la Piazza del Campidoglio, junto a los Foros romanos, con anuncio vocacional y testimonios.

El sábado estuvo dedicado por la mañana a la celebración del Sacramento de la reconciliación en distintas iglesias de Roma. Nuestro día comenzó con la celebración de la Santa Misa en la Capilla de San Sebastián, en la Basílica de San Pedro; en esta capilla se encuentran los restos del Papa Juan Pablo II, a quien encomendamos el ministerio episcopal de nuestro Obispo que en ese día cumplía cinco años de ministerio episcopal como pastor de la Sede de Osma-Soria. En esa mañana nos unimos a los seminaristas de Burgos y de La Rioja para visitar juntos la tumba de San Felipe Neri; la iglesia de San Luis de los Franceses; la iglesia de SantAndrea della Valle; la iglesia del Gesú, donde oramos ante la tumba de San Ignacio de Loyola y la reliquia del brazo de San Francisco Javier; finalizando la mañana visitando el sepulcro de Santa Catalina de Siena y el Panteón.

En esa tarde vivimos uno de los momentos más importantes: el encuentro alegre y gozoso con el Papa Francisco en el Aula Pablo VI. El Papa nos animó a no vivir en la cultura de lo provisorio; a vivir la alegría de la vocación; nos recordó la necesidad de la fecundidad pastoral y la importancia de la vivencia del celibato; la coherencia, autenticidad y pobreza en el seguimiento del Señor; la importancia de la apertura y sinceridad con el confesor; recordó la importancia de la vida comunitaria y finalizó animándonos a vivir y hacer una Iglesia más misionera, concluyendo con una invitación a no ser «ni solterones ni solteronas» sino a tener fecundidad apostólica.

Terminado el encuentro con el Papa Francisco, a quien tuvimos la oportunidad de saludar, tuvo lugar el rezo del Santo Rosario por los jardinesvaticanos: era impresionante la estampa de miles de jóvenes rezando unidos, en una fila interminable, por la Iglesia y por el Papa. La tarde concluyó con la reflexión dirigida por el Cardenal Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica.

El Encuentro concluyó el domingo con la celebración de la Santa Misa en la Basílica Vaticana, presidida por el Papa Francisco. En la homilía el Santo Padre nos invitó a la oración y a rechazar el activismo. Entre las muchas gracias que nos trajimos de vuelta destacaría la belleza de vivir la alegría del seguimiento radical del Señor en comunión con tantos miles de jóvenes que han sentido esta especial llamada; a esta vivencia nos animó el Papa con su experiencia y con su palabra, cuidados por la intercesión de tantos santos, algunos de los cuales pudimos venerar directamente orando ante sus sepulcros.

Pidamos unidos al Señor que conceda santas vocaciones sacerdotales a nuestra Iglesia diocesana, como así lo hicimos nosotros en Roma.

Pedro Luis Andaluz Andrés

Seminarista mayor

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